DESDE tiempos lejanos, España tiene un complejo de inferioridad internacional. ¡Alto ahí! ¿Eso también viene de los tiempos de Franco? Pues no, existió con el innombrable, que se quedó aislado tras la II Guerra Mundial, hasta que se echó en brazos de los yanquis en los años 50, pero venía de antes. Incluso desde antes de la guerra civil y de la Segunda República. Posiblemente, viene de finales del XIX, cuando dejamos de ser un imperio. Una parte de esa tristeza está en los libros de Ángel Ganivet y la generación del 98. Y ahora nadie sabe lo que queremos. Cada uno quiere lo suyo y que tú no tengas lo tuyo.

¿Y eso que tiene que ver con Pedro Sánchez ninguneado? La decadencia intelectual está llegando a producir ministros como Óscar Puente y Félix Bolaños, cuando hasta en el franquismo los había como Gonzalo Fernández de la Mora, que fue ministro de Obras Públicas como don Óscar, y aún así publicó un libro de filosofía política (o algo así), titulado El crepúsculo de las ideologías. Ahora las ideologías duermen en la noche oscura. Por eso, pasa lo que pasa, y ahí es donde queríamos llegar.

Nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, alardea de ser un dirigente progresista de talla mundial. Incluso lo eligieron como líder de la Internacional Socialista. Pero el pasado lunes organizaron una cumbre europea con Donald Trump en la Casa Blanca para hablar de Ucrania, en la que participaron, junto al presidente de EEUU y Zelensky, los presidentes o jefes de gobierno de Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Finlandia. Además de la alemana Ursula Von der Leyen como representante europea, y el holandés Mark Rutte como secretario de la OTAN.

¿Y nuestro Pedro Sánchez donde estaba? Días antes tampoco fue convocado a una multiconferencia con Trump. Sólo participó en otra reunión en la que estuvieron los de la llamada coalición de voluntarios. Es decir, en la reunión de los picadores, pero no en la de figuras del toreo. Y, lo peor es que a la italiana Giorgia Meloni no le pusieron la línea roja. Al revés, la prefieren antes que a Sánchez. Esta Meloni, que era como Santiago fustigamoros, ya no está en el mismo grupo europeo que Vox, y flirtea con la Von der Leyen y el PP europeo.

La conclusión es que Pedro Sánchez ha sido ninguneado, y España se queda aislada con sus fuegos y sus pirómanos.

José Joaquín León