PARA la diócesis de Cádiz y Ceuta es una buena noticia que uno de los dos obispos auxiliares de Sevilla, Ramón Darío Valdivia Giménez, haya sido nombrado administrador apostólico. Por dos motivos, principalmente. El primero es que por fin la Santa Sede admite la renuncia que el obispo Rafael Zornoza presentó hace ya casi 16 meses, lo que le permitirá dedicarse a lo que más le conviene ahora, que es tratarse el cáncer que padece, y demostrar su inocencia una vez que se ha extendido la presunción de su culpabilidad. Y el segundo es que el administrador de la diócesis de Cádiz y Ceuta es uno de los obispos más jóvenes y con más futuro que tiene actualmente la Iglesia en España.

Se debe precisar que ha sido designado administrador apostólico, un cargo transitorio, a la espera de que nombren un obispo. Por consiguiente, el obispo podrá ser Ramón Valdivia u otro. ¿Pudiera ser él? Sí, ya que a veces estos servicios se encargan con vistas a la sucesión. Pero el nombramiento viene dado porque la diócesis de Cádiz y Ceuta depende de la archidiócesis de Sevilla.

En Cádiz ya están preguntando los feligreses cómo es Ramón Valdivia. Pues no es como Antonio Ceballos, ni como Rafael Zornoza, los dos obispos anteriores, que eran de muy diferentes estilos. Monseñor Valdivia tiene otro, el suyo, que en general es empático y simpático. Pero sin dejar de ser serio y coherente. Está centrado, yo diría que ajeno a los topicazos de conservador o progresista. Es católico, sencillamente. Se le ha vinculado a algún movimiento eclesiástico, como Comunión y Liberación. Y él mismo se ha considerado discípulo del que fuera arzobispo castrense, Juan del Río, en sus tiempos de la Pastoral Universitaria en Sevilla.

Valora a las hermandades y cofradías, a las que apoya en sus méritos, pero no se le puede dar coba, sabe distinguir el trigo de la paja. En 2023, recién nombrado obispo, salió de nazareno, con antifaz y capirote, en la cofradía sevillana de San Roque, de cuyo templo fue párroco. Y un dato: nació en diciembre de 1974, postrimerías del franquismo. Es un obispo que no vivió el nacionalcatolicismo del Nodo, ni el salpicón de los curas que veneraban a Marx como si fuera un santo. Es un obispo de la democracia, para el siglo XXI.

Si lo nombran para la diócesis de Cádiz y Ceuta, sería como un trampolín, ya que no va a permanecer los 24 años y pico que le faltan para jubilarse.

José Joaquín León