PARA el Pregón de la Semana Santa de 2023 harían falta dos o tres teatros de la Maestranza. Ha sido tanta la expectación creada por la intervención de Enrique Casellas que todas las previsiones se han desbordado. Este ha sido su primer éxito. Cientos de personas se quedarán sin poder asistir en vivo y en directo. A Casellas se le nombró como un pregonero revulsivo. Algunos lo han comparado con Rafa González Serna, pero tiene su identidad propia y no hay que compararlo con nadie. Se sabía que sería pregonero, antes o después. Y le ha llegado su momento.

El pasado lunes, en el acto titulado El Pregón antes y después, que organiza la Cámara de Comercio, intervino Enrique Casellas, junto al pregonero del último trienio, Julio Cuesta. Es curioso que cuando fue nombrado Enrique (y después) la mayoría de las preguntas tratan sobre las formas de su pregón. ¿Dónde se va a situar? ¿Dónde se colocarán las autoridades? ¿Habrá música y canto? ¿Incluirá audiovisuales? ¿Cambiará la parte formal de ese rito, que algunos consideran del tiempo de los dinosaurios y que no ha evolucionado al compás de la era digital?

A todas esas preguntas ya ha contestado Enrique Casellas. En el acto de la Cámara de Comercio, y también lo han podido leer en la entrevista de Diego J. Géniz en Diario de Sevilla. Ha dejado claro que sería partidario de algunas modificaciones, pero no va a revolucionar el acto.

Enrique Casellas es el único pregonero que ha ganado el Festival de Benidorm. Lo consiguió en 1998. Aunque el Consejo no lo ha nombrado por cantante, sino por cofrade. Es un detalle muy importante, que no se puede olvidar. Enrique Casellas conoce muy bien la Semana Santa de Sevilla, la vive profundamente. Ni siquiera es un cangrejero o un capirotero. Es un cofrade operativo, que trabaja en su Hermandad de Los Gitanos, en cuya Junta de Gobierno, presidida por José María Flores como hermano mayor, ocupa el cargo de consiliario segundo. Enrique está dentro del mundo de las hermandades, con un compromiso personal.

Lo importante no está en la forma, sino en el contenido. La forma se adaptará a su estilo, que va por las veredas del sentimiento, en donde puede sintonizar muy bien con las expectativas. Todos no esperan lo mismo, porque hay gustos variados y diferentes modelos de pregones. Unos podrán parecer mejores y otros peores. Pero es seguro que el de 2023 estará a la altura elevada de las circunstancias.

Antes de pronunciar su pregón, Enrique Casellas ya ha triunfado. No sólo porque ha levantado expectación. Sobre todo, por su actitud. Ha sido un pregonero amable, colaborador, que se ha prestado a lo que le pedían, que ha participado en ese ritual (probablemente excesivo) que acompaña a los pregoneros, sin refugiarse en su actividad profesional para evitar algunos engorros. No ha tenido nada de divo. A veces lo han llamado para que saliera en las fotos junto a las autoridades, porque él se apartaba con discreción. La humildad ha sido su mejor credencial, y ha demostrado que es una buena persona.

Seguro que su Pregón de hoy gustará. Abrirá las puertas a otra Semana Santa, para la que hay ganas de disfrutar, después del miedo de las mascarillas, que ya parece de otra época.

José Joaquín León