SÓLO los sevillanos que aman la Semana Santa son capaces de reaccionar como lo hicieron en la Madrugada del Viernes Santo de 2017. En cualquier ciudad que hubiera sufrido esos incidentes, todo se hubiera suspendido. Sin embargo, aquí, la reacción fue ejemplar. Porque hubo miles de personas dispuestas a defender su Semana Santa. No permitieron que unos insensatos la destrocen, con actitudes y ataques que parecieron evidentemente orquestados. Nazarenos que siguieron adelante. Costaleros que llevaron sobre sus hombros a las imágenes más queridas. Músicos que siguieron tocando. Las personas que permanecieron en los palcos y en las sillas, en las calles y en las plazas. Muchos se fueron. Pero otros siguieron a su lado. El ejemplo de la Pasión, cuando se vive con pasión.

Los sevillanos que aman la Semana Santa no son tontos. Las miles de personas que acuden desde otros municipios de la provincia, del resto de Andalucía, o del resto de España, saben lo que quieren ver. Puede haber turistas despistados, pero todos no son bobos. Por consiguiente, el público no está formado por histéricos que salen corriendo a las primeras de cambio. Puede haber algunas personas que no sepan reaccionar bien en esas situaciones de pánico. Sin embargo, no se debe ocultar que esos incidentes tuvieron un origen, una provocación, y que buscaban el daño.

La mala educación influye. Y también es cierto que estos no son los primeros gamberros de la historia. Pero puede que haya otras causas. Odio político. Odio religioso. Afán de provocar daños... Todo eso se debe investigar. Para acabar con los enemigos de la Semana Santa (y de Sevilla) lo primero es descubrirlos.

Y recuerden que no estamos en el peor momento de la historia. Si se compara con la explosión del artefacto contra el Gran Poder, en 1919;  o con la accidentada salida de la Estrella valiente en el republicano año 1932, cuando se oyeron dos disparos. Entonces yahubo carreritas y heridos.

¡Bueno, bueno! Sí, son otros tiempos. Pero se han empeñado algunos en crear un caldo de cultivo de odio a la religión, de odio incluso a la Semana Santa. Se empieza con unas pintadas, y no se sabe hasta dónde pueden llegar ciertos vándalos.

Hay que defender la Semana Santa de Sevilla. Muchos sevillanos ya han dado un  gran ejemplo después de los incidentes. Ahora hace falta que las autoridades no corran un velo de tinieblas.  

José Joaquín León