EL miércoles 23 de septiembre de 2020 será recordado en Sevilla como el día festivo del coronavirus. En sus orígenes, debió ser el miércoles de Feria, rebotado del día de San Fernando, el santo patrono de la ciudad. Pero hoy no es miércoles de Feria y los santos del día no guardan relación con Sevilla: San Pío de Pietrelcina y una larga lista en la que aparecen el papa San Lino, Santa Tecla, San Andrés Fournet, San Constancio de Ancona o San Sosso de Misena. En general, santos con nombres poco populares. Para eso hubiera sido mejor poner el festivo mañana, festividad de Nuestra Señora de las Mercedes. Pero estaba gafado desde el primer momento. Iba dando bandazos y, al final, se ha quedado como el festivo del coronavirus.

Es sintomático que esta fiesta iba a coincidir con la Feria. Se han burlado de los que insinuaron la posibilidad de organizar unas procesiones “de Semana Santa” en el mes de septiembre. ¿Y qué decimos ahora de quienes intentaron montar la Feria coincidiendo con la llegada del otoño y las fiestas de San Miguel? En estos momentos, con 37 distritos de Madrid padeciendo restricciones, con Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso enterrando el hacha, ¿cómo iban a venir los madrileños? La Feria es para los sevillanos, pero los madrileños dejan una huella que no se puede borrar y algo se moriría en el alma con su ausencia. Aunque los que venían no eran los vecinos de Usera ni los del Puente de Vallecas.

Hoy es un día para practicar el turismo interior por la provincia o por Andalucía, o es el inicio de un puente para los más afortunados. El Ayuntamiento, a fin de darle contenido, ha organizado su acto honorífico del día de San Fernando, aportando una cierta connotación sevillanista al festivo del coronavirus. Para este acto tan especial nombraron hijos predilectos a Alfonso Guerra y Angelita Yruela (de dispareja trayectoria, si bien ambas merecidas por los motivos propios), así como hijo adoptivo al arzobispo, monseñor Juan José Asenjo, que es también como un premio de fin de carrera por su labor pastoral y un merecido desagravio por aquellos tormentos que padeció a su llegada a Sevilla.

Entre las medallas las hay de muy variados motivos, como es normal, y no podemos olvidar las del título póstumo, otorgadas a los imagineros Luis Álvarez Duarte y Antonio Dubé de Luque (curiosamente los autores de las dos imágenes titulares de la Hermandad de Nervión), o la de Manuel Pareja-Obregón, que murió hace 25 años. Un recuerdo para los fallecidos, aunque sean de antes del coronavirus, es más justo y necesario que nunca.

José Joaquín León