ESTAMOS viviendo unos días históricos. Eso lo leemos todos los días, porque la historia se escribe partido a partido, como diría Simeone, que se unió a Boskov, Van Gaal y Valdano en los tratados de filosofía popular. En este caso, me refiero al histórico acontecimiento de que las mascarillas dejen de ser obligatorias, por la generosa concesión de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, indultador general del Reino y mentor de Espadas. En Sevilla podremos ir por las calles sin mascarilla, si la Junta no lo evita, y la gente ya se pregunta: ¿Y qué pasa con las procesiones? ¿Por qué mantienen todavía a los santos y a los pasos confinados perimetralmente en sus templos?

El consejero Jesús Aguirre dijo en Canal Sur Radio que quizá salieran tronos en Málaga a finales de septiembre. El concejal Juan Carlos Cabrera, al que algunos sitúan como meritorio para relevar a Espadas en la Alcaldía (en competencia con Antonio Muñoz), dijo a los periodistas que espera ver a la Candelaria en la procesión extraordinaria prevista para diciembre. Ambas afirmaciones dejan entrever que habrá pasos y tronos en la Semana Santa de 2022, y que las andas se quedarán para los traslados y los vía crucis, que es para lo que se han utilizado por lo común.

Estas afirmaciones han coincidido con unas tremendas imágenes de la Eurocopa. Invitan a temer una quinta ola para el próximo otoño, si las vacunas no lo remedian. El Puskas Arena de Budapest estaba lleno el pasado sábado, con unos 60.000 espectadores sin mascarillas (allí no son obligatorias) durante el partido Hungría-Francia. El lunes vimos el Parken de Copenhague también lleno, con 25.000 espectadores sin mascarillas (allí tampoco son obligatorias) durante el partido Dinamarca-Rusia. Imágenes que llevan a especular sobre el verdadero alcance de la pandemia, los riesgos existentes, y la disparidad en países europeos al permitir contactos y transmisiones que extenderían los virus, si los hubiera, desde Hungría a Francia, y desde Dinamarca a Rusia, por citar sólo algunos casos de migraciones de hinchadas.

Y digo yo: viendo lo que se ve en la Eurocopa de fútbol, ¿se puede prohibir la procesión de la Virgen de los Reyes en Sevilla? Supongo que se podría desarrollar con normalidad, si se afora y cierra el recinto de las gradas de la Catedral y se obliga al uso de mascarillas. Todo con permiso del presidente Sánchez y su patrocinado Espadas, además de la Junta del presidente Moreno y el consejero dicharachero Aguirre. Prefiero la prudencia, sí, pero hay que explicar mejor los riesgos para acabar con las discriminaciones.

José Joaquín León