A los periodistas nos interesa que funcionen muchas cadenas de televisión, muchas emisoras de radio y muchos periódicos, incluso de papel. Cuantos más sean, a más se toca en el reparto. Parece que algunos periodistas se creen que sólo deberían trabajar ellos y ellas, y que no los van a echar nunca, lo cual se sabe que depende. Por eso, un periodista siempre debería defender que existan más medios de comunicación, incluso públicos, además de los privados. En Sevilla, cargarse la televisión municipal Giralda TV fue un error, que cometió el PP cuando era alcalde Juan Ignacio Zoido. Le costó caro. Más caro que mantenerla abierta. Zoido lo sabe, y el PP también, digan lo que digan ahora.

En Málaga y en Cádiz gobernaba el PP los ayuntamientos cuando crearon televisiones municipales. En Málaga, Francisco de la Torre todavía sigue de alcalde. En Cádiz, Teófila Martínez estuvo hasta 2015, y si perdió la Alcaldía no fue por la televisión municipal, sino por otras cuestiones. En Sevilla, la tele de Giralda fue creada por Alfredo Sánchez Monteseirín, y no fue decisiva en la pérdida de la Alcaldía por el PSOE, cuando los 20 concejales de Zoido y el derrape de Espadas, que iba de novato.

Las cuentas de Giralda TV se presentaron como si fueran las del Gran Capitán. Pudo ser más austero, es verdad. Pero Alfredo tenía una tendencia megalómana que era pública y notoria. Lo demostró en obras vistosas, de las llamadas faraónicas, como las Setas de Tutankamón. Pero que se le fuera la mano en el dispendio no borra lo esencial: Giralda TV fue una gran aportación a lo local y a las retransmisiones de la Semana Santa, que desde entonces tuvieron un color especial. Y otros miramientos. Como lo demuestra que después se arruinaron tres o cuatro empresas privadas por intentar lo mismo con la Semana Santa.

Las televisiones y radios públicas cumplen una misión social, no es sólo propaganda. Son una referencia para hacer lo que otros no pueden con sus propios medios privados. Siempre se suele poner como modelo a la BBC británica, para deducir que en España, Andalucía y Sevilla no lo saben hacer. Es falso. Se puede hacer bien o mal. Aquí y en la Cochinchina. Y si se hace mal una gestión, la solución es buscar a otros que lo hagan bien, pero no cerrarlo, en cuyo caso se destruye el invento.

Antonio Muñoz, como nuevo alcalde, no ha querido señalarse de entrada y del tirón. Preguntaron a la Junta por la señal de la tele local municipal, para que no caduque y se quede rancia. Pero ha jurado que no la rescatará. Tampoco hay que ponerse tiquismiquis. Sea un alcalde sin complejos.

José Joaquín León