POR razones difíciles de entender, las galerías de arte no suelen gozar de la misma consideración que otras actividades culturales. Supongo que influyen sus fines comerciales, ya que venden obras artísticas. Si no se vendieran, difícilmente existirían los artistas, que también son criaturitas de Dios. Pero, como predomina la teoría de que la cultura debe estar subvencionada desde los poderes públicos, las actividades privadas se observan con cierta prevención. Es muy injusto. En estos días de Adviento, con viento y lluvias, hay dos exposiciones destacables en dos galerías: la de Carmen Laffón en Rafael Ortiz y la de Carmen Bustamante en Magdalena Haurie.

Aprecio paralelismos en estas exposiciones, por eso las menciono a la par. La Carmen de Sevilla y la Carmen de Cádiz. Laffón, que siendo sevillana, tenía su refugio gaditano en la desembocadura sanluqueña de la Jara. Bustamante, que siendo gaditana y totalmente marítima, remonta el río hacia Sevilla para fondear de vez en cuando en el refugio de Magdalena en Santa Cruz. El mar (o la mar) influyeron en el espíritu de ambas Cármenes, haciendo honor incluso al nombre.

En la galería de Rafael Ortiz se tributa homenaje a Carmen Laffón con dibujos y esculturas, entre los que destacan retratos al carbón y obras de la vid. Escribió Braulio Ortiz en este Diario que la exposición es como una celebración del arte, pero también de la amistad de la artista fallecida en 2021 con Rafael Ortiz y con Rosalía Benítez, que comenzó hace 40 años. Esta galería, que con tanto mérito se mantiene como buque insignia del arte contemporáneo, ha expuesto a Laffón como una de sus referencias, a la que siempre volvían.

Me decía Magdalena Haurie que las galerías resistieron la pandemia con muchas dificultades. La pandemia, en efecto, fue devastadora para el arte y para los artistas, y ha mal acostumbrado a la gente para no acudir a eventos culturales. Todavía se nota. No es lo mismo verlo por Internet que en una galería, que es como un museo, con la diferencia de que lo puedes adquirir. Los mares y salinas de Bustamante han vuelto. Y Magdalena Haurie es irrepetible, una gran señora del arte sevillano, distinguida con un algo de mecenas francesa ilustrada, que enraizó en esta ciudad, donde es tan proustiana como cernudiana.

Las exposiciones de Carmen Laffón y Carmen Bustamante están cerca. Calle Mármoles y calle Guzmán el Bueno. Barrio de Santa Cruz, en la zona menos turistoide, que guarda un eco conventual y académico, de rito y secreto, en los caminos del arte que sobrevivió a una tragedia.

José Joaquín León