NO es la primera vez que Ciudadanos apoya unos presupuestos municipales del PSOE en Sevilla. Los votos del partido naranja ya los recibió Juan Espadas, cuando el portavoz municipal era Álvaro Pimentel. Hoy en día, Pimentel ya no está en Ciudadanos y Espadas es considerado el representante del sanchismo en Andalucía. Tempus fugit. ¡Quién se lo podía imaginar! Por eso, no debe resultar raro que el actual portavoz de Ciudadanos, Miguel Ángel Aumesquet, apoye el presupuesto municipal del actual alcalde socialista, Antonio Muñoz.Lo raro es que suena a despedida. Algunos pensarán: a saber dónde estarán los dos para el presupuesto de 2024. Es casi seguro que será la última vez que Ciudadanos apoye un presupuesto al PSOE en el Ayuntamiento. Aunque Antonio Muñoz siguiera de alcalde, que tampoco se sabe.

El problema para Ciudadanos no es apoyar otra vez al PSOE en Sevilla, con cuestiones curiosas, como el aumento de toldos en los distritos, sino que el partido liberal y centrista se apuntó hace tiempo a la eutanasia y la están retransmitiendo en directo. Apoyaron la ley de la eutanasia (propiamente dicha) en el Congreso de los Diputados, sumándose sus votos a los del elenco de Frankenstein, mientras el PP y Vox votaban en contra. Más allá de las consideraciones morales al respecto, los líderes de Ciudadanos han aplicado la eutanasia a su propio partido.

Y aún más grave es que no lo hacen para morir sin dolor, sino para lo contrario. Porque es doloroso ver cómo un partido que despertó la ilusión de muchos votantes moderados se está destrozando en una agonía final. Hay que saber perder y hay que saber morir. Por desgracia, no es una circunstancia para la que todos estemos preparados. El sainete que protagonizan Inés Arrimadas y Edmundo Bal se lo podrían haber ahorrado.

En Andalucía lo hicieron mejor, empezando por Juan Marín. También fue digna la salida de Álvaro Pimentel en Sevilla. Unos se han ido al PP, sin disimulos, y otros se han ido de la política. Pero han entendido que recomponer a Ciudadanos es misión imposible. Lo que más castiga el electorado son los palos de ciegos y los conflictos internos. Si no se ponen de acuerdo entre ellos mismos, ¿con qué cara pueden pedir el voto a los demás? Así cayeron los partidos centristas que jugaron mal sus cartas de bisagras. Se hundieron (y le pasó incluso a la UCD) cuando dejaron de ser necesarios, para pasar a prescindibles.

La eutanasia de Ciudadanos es triste, como todas. En Sevilla, su apoyo al presupuesto municipal merecería un epitafio.

José Joaquín León