UN año más, cuando llega otro 8-M, las calles se llenarán de manifestantes feministas. Pues no sólo se llenan de cultos cuaresmales, ensayos de costaleros y carreras diversas con cortes de tráfico en la Palmera (desde la víspera) cuando juega el Betis. Los partidos políticos, aprovechando la oportunidad, buscan el voto femenino en general, y no sólo el voto morado feminista. Así han montado varias polémicas ficticias para la ocasión. Aparte de la fecha para votar las modificaciones de la ley del sí es sí, Pedro Sánchez ha anunciado un proyecto copiado de la UE para que las empresas tengan un 40% de mujeres en sus consejos. Y habrá castigo para los ricos que no lo cumplan, se van a enterar. Por lo demás, no se dice nada sobre si un jerifalte se podrá cambiar de sexo para seguir cobrando en un consejo de administración.

Pero lo más curioso es que, a pesar de las listas cremalleras de chico/chica y chica/chico, y a pesar de las ministras ocurrentes, los partidos de izquierda siguen siendo más machistas. Me refiero a machistas de hecho, más allá de las hipocresías. En Sevilla, sin ir más lejos, tenemos otro ejemplo. Desde que empezaron las elecciones democráticas, sólo hubo una alcaldesa: Soledad Becerril, del PP. Y siete alcaldes: Luis Uruñuela, Manuel del Valle, Alejandro Rojas-Marcos, Alfredo Sánchez Monteseirín, Juan Ignacio Zoido, Juan Espadas y Antonio Muñoz. Cuatro del PSOE, dos del PA y uno del PP. En mayo, la lista del PSOE estará encabezada por Antonio Muñoz y la del PP por José Luis Sanz.

Soledad Becerril debería ser considerada más feminista que todas las ministras que presumen de feministas en este Gobierno tan feminista de boquilla y tan nefasto para las mujeres en la práctica. En 1981, Soledad fue la primera mujer en ser nombrada ministra (de Cultura), desde la Segunda República. En todo el franquismo no hubo ninguna. En 1995, Soledad se convirtió en la primera mujer en ocupar la Alcaldía de Sevilla, cargo que ostentó durante cuatro años. En 2012, Soledad fue la primera mujer en desempeñar el cargo de Defensora del Pueblo.

Soledad Becerril es una pionera. Fue elegida alcaldesa en 1995, coincidiendo con aquella generación de las llamadas chicas del PP que se inventó José María Aznar. Sin embargo, Soledad ya había sido ministra 14 años antes. Y tanto en el Ministerio de Cultura, como en la Alcaldía de Sevilla, como en la Defensa del Pueblo, ella nunca utilizó el feminismo para ocupar esos cargos, sino que llegó por sus méritos.

Conozco a mujeres que despotrican del paternalismo carca que se esconde tras las cuotas. Las mujeres merecen más respeto y también ser tratadas por su valía en verdadera igualdad.

José Joaquín León