LA Semana Santa de 2023 ha sido la mejor del siglo XXI. ¿Y por qué del siglo XXI, precisamente? Porque en la madrugada de 2000 se empezó a joder el Perú de la Semana Santa sevillana, por decirlo a lo Vargas Llosa, con unos incidentes que echaron por tierra algunas teorías hasta entonces en boga, como que no existían problemas en las bullas. La Semana Santa de 2023 pasará a la historia. Por supuesto que no ha sido perfecta. Por supuesto que quedan aspectos a mejorar en próximos años. Pero ha salido bien casi todo lo que podía salir mal. Y la prueba de ello es que los agoreros están criticando detalles muy menores y secundarios.

También ha influido la suerte. El tiempo ha acompañado. Esta Semana Santa ha recordado, en parte, a la de 1992, cuando hubo un pleno de cofradías y un Santo Entierro Grande, del que se decía que sería el último porque fracasaría. En 2023 han salido más pasos que nunca a las calles de Sevilla: todos los de la Nómina de la Semana Santa, incluidas las Vísperas, y un Santo Entierro Grande con 15 pasos invitados. Y sin que falten costaleros, como sucedía hace 50 años, cuando se creó la primera cuadrilla de hermanos en Los Estudiantes. Y sin retrasos significativos.

Era una Semana Santa de alto riesgo, por los cambios forzados en los horarios e itinerarios y la remodelación de la carrera oficial, con la supresión de 1.148 sillas en Sierpes. Cambios claramente a mejor, aunque necesitan algunos ajustes. Madrugada sin alcohol y sin incidentes. Santo Entierro Grande en el que la llegada de visitantes fue asumida sin colapsos.

El éxito es colectivo: del Consejo presidido por Francisco Vélez y de las cofradías demostrando que son capaces de organizar una Semana Santa plena, y cumplir a pesar de la masificación; del Ayuntamiento que ha organizado el zafarrancho de los servicios y con el alcalde Antonio Muñoz en todo; del Cabildo Catedral que colabora y con el arzobispo Saiz Meneses en el palquillo de la Campana aguantando el tirón… De los nazarenos, los costaleros, los músicos, los abonados, del público cuando sabe lo que quiere ver… La suciedad es de los guarros. Las sillitas se deben regular mejor y evitar las que estorban. Pero si esos son los mayores problemas de la Semana Santa significa que ha sido un éxito, porque lo más importante ha funcionado.

Los sevillanos pueden estar orgullosos. En ningún lugar del mundo se hace algo así. La Semana Santa es mejorable, como todo, y la nostalgia forma parte del sentimiento íntimo del cofrade, pero en 2023 no puede ser igual que hace 50 años.

José Joaquín León