LA burla a la Virgen del Rocío en la TV3 catalana se ha convertido en un asunto de Estado. No sólo ha protestado la Junta de Andalucía, con Juanma Moreno al frente, y políticos de izquierda, como Teresa Rodríguez. También los obispos catalanes han criticado a TV3 en un comunicado oficial; y el mismo presentador, Toni Soler, les ha replicado que se preocupan más por su programa que por la pederastia, demostrando una vez más cómo es el individuo. Abogados Cristianos les ha puesto una denuncia por “escarnio”. Y la bola sigue, porque en Madrid algunos lo están aprovechando para azuzar la catalanofobia, cuando tampoco es eso. No es un problema de Cataluña contra Andalucía, sino de unos mentecatos totalitarios y xenófobos, vinculados con el entorno soberanista.

El odio de los independentistas no se dirige sólo a las costumbres de los andaluces, sino también a la expansión de las entidades rocieras en Cataluña. La parodia tiene más mala leche de lo que parece: no se burlan sólo del Rocío andaluz, sino que intentan cortar el arraigo de esa devoción en territorio catalán. Sólo en Hospitalet de Llobregat hay cuatro asociaciones rocieras. La Hermandad del Rocío de Barcelona tiene su sede en la parroquia de San Jaime, a escasos metros de la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento.

El pasado 18 de marzo se celebró el 50 aniversario de la romería del Rocío en Cataluña, que peregrina a Terrassa, diócesis en la que fue acogida en 2016 por el actual arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses. La efeméride se conmemoró en la basílica de la Sagrada Familia, presidida por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, que concelebró la solemne Eucaristía, a la que asistieron más de 2.500 personas, entre ellos los representantes de 23 hermandades y asociaciones rocieras de Cataluña. Aunque sólo tres (Barcelona, Cornellá y Sabadell) son filiales de la Matriz. Asistió el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, junto a la delegada o embajadora de la Junta en Cataluña, Esperanza García. Y no sólo ellos, que son del PP, también estuvieron en la Sagrada Familia con los rocieros el líder del PSC en el Parlamento catalán, Salvador Illa; el teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona, Albert Batllé (PSC), y el delegado de Asuntos Religiosos de la Generalitat, Carles Armengol.

En esta burla sin gracia influye un trasfondo político. Existe una Cataluña plural, en la que viven y trabajan miles de andaluces. Fomentar la convivencia es lo natural, pero los políticos excluyentes y xenófobos (y sus monigotes) no lo toleran.

José Joaquín León