EL martes otra vez sufrieron retrasos algunos trenes AVE de Andalucía, por una avería ocurrida en la estación de Atocha. Para eso es mejor que no le hubieran dedicado la estación a Almudena Grandes, como acordaron en una decisión polémica. La de Santa Justa todavía no se la han adjudicado a Gustavo Adolfo Bécquer ni a Luis Cernuda. Esta última avería ha sido molesta, aunque no de las peores, sino una más. No fue como la que ocurrió con la dana de principios de septiembre, que puso en jaque al AVE, al ocasionar un tremendo caos en los desplazamientos. Los problemas en la línea entre Sevilla y Madrid comenzaron un domingo, el día de los daños por la catástrofe natural, pero siguieron en las jornadas sucesivas. Y lo peor: el sistema ferroviario español quedó señalado. Está perdiendo su halo de modernidad.
¿Por qué hay más problemas en los trenes? Adif, que se ocupa de las infraestructuras ferroviarias, ha explicado que los temporales suelen causar más daños en las vías que en las carreteras. Sin embargo, es chocante que los problemas originados por aquella dana en el tráfico por autopistas y autovías, así como en la aviación, fueran mínimos, comparados con el estropicio que originó en la alta velocidad ferroviaria. Y se contradice con las teorías ecologistas de lo políticamente correcto, que quieren fomentar el uso del tren, en detrimento del coche y del avión, para desplazamientos de menos de mil kilómetros.
Cuando el primer AVE llegó a Sevilla, en el paquete de infraestructuras previo a la Expo 92, se destacó que España iniciaba un camino de progreso hacia la modernidad. En más de 30 años, Sevilla se ha beneficiado con el AVE. Para el turismo, para los negocios y para el acercamiento real a Madrid. Ya no sólo funcionan los servicios de Renfe en España, sino que han entrado en la oferta de viajes otras empresas, como Iryo, y Ouigo, además de los trenes AVLO. Pero, a pesar de la mayor competencia, el servicio se está degradando. Y crece el temor de que vayamos a peor.
Los gobiernos de Felipe, Aznar, Zapatero y Rajoy invirtieron en la alta velocidad ferroviaria, llevándola por gran parte de España. Aunque la cosa empezó en Sevilla, en la zona oriental andaluza (singularmente en Almería) todavía son los parientes pobres. La expansión exige una cobertura técnica que es cara y necesita modernizarse. El Gobierno actual no tiene las infraestructuras entre sus preocupaciones y se le nota. El AVE no es lo que era. Y los viajes gratis en Cercanías, que cuentan con gran acogida, tropiezan con frecuentes retrasos. Los trenes van de mal en peor.
José Joaquín León