ES costumbre en este país y en esta ciudad poner el parche después de que salga el grano y reviente. Después del incendio de la discoteca de Murcia, a controlar las discotecas. Después de las caídas de ramas de los ficus en Triana y la Encarnación, a controlar los ficus. Después del accidente de autobús de servicio discrecional en Cádiz, con tres muertos (entre ellos, una joven de Castilleja de la Cuesta), supongo que se dedicarán a controlar los frenos de los autobuses. Si, de paso, impiden que aparquen en doble fila a la vera de Capitanía, sería mejor. Pero queda otra asignatura pendiente: los patinetes. Y temo que no controlarán sus frecuentes abusos hasta que lamentemos una desgracia grave.

El Día Mundial sin Coches pasó sin pena ni gloria. El alcalde, José Luis Sanz, debería dar un pasito más en defensa de la movilidad y organizar el Día Mundial sin Patinetes. Pues los patinetes han pasado a ser los vehículos más odiados por los ciudadanos. En París, la alcaldesa, Anne Hidalgo, organizó un referéndum para decidir si prohibían los patinetes de alquiler. Y el 90% de los parisinos que votaron se pronunciaron a favor de que los prohibieran.

Según un estudio que se publicó, en Sevilla un 13% de los que circulan en patinete ignoran las normas de tráfico. Entre otras, no pueden pasar de 25 kilómetros/hora y no pueden circular por aceras ni por zonas peatonales. Donde no exista carril de bicicletas deben ir por la calzada. Además, deben ir con cascos y con los patinetes iluminados de noche para ser visibles. Por supuesto, les afectan todas las señales de tráfico para vehículos (los semáforos también) y las normas para no consumir alcohol ni drogas; y son responsables de los accidentes que originen. En algunas ciudades el seguro ya es obligatorio.

Uno de los mayores motivos de indignación contra los patinetes es que muchos no respetan los semáforos cuando pasan los peatones. Un lugar de alto riesgo es la ronda de Menéndez Pelayo, sobre todo el semáforo junto a la cervecería Puerta de la Carne, donde el 80% de los patinetes se saltan el paso de cebra cuando el semáforo está en verde para los peatones, con riesgo de atropellos y no pocas discusiones. Convendría que algún policía local se diera una vuelta de vez en cuando.

Los carriles de bicicletas y patinetes de Sevilla, no obstante, merecen una revisión generalizada. Pues la movilidad es una utopía cuando hay tanto riesgo de inmovilidad por atropellos. El peligro es mayor para ancianos y niños. A la vista está. Las normas son para cumplirlas y hacerlas cumplir.

José Joaquín León