PARA ser una gran ciudad, Sevilla no sólo necesita un vuelo con Nueva York y 700.00 habitantes, sino una planificación coherente del transporte urbano. Y cumplir los plazos, igual que los pecadores deben cumplir la penitencia. En esta ciudad se habla del Metro, el tranvía, los autobuses de Tussam, los trenes de Cercanías (que son nuestros Rodalies), pero no existe una visión de conjunto. Hace falta una proyección global de la ciudad y su área metropolitana, como existe en Madrid o en Barcelona. Es un problema que viene de antiguo, en el que la principal responsabilidad es del PSOE, por su mala gestión durante las cuatro décadas en la Junta, y por algunas decisiones equivocadas de Alfredo Sánchez Monteseirín y Juan Espadas cuando eran alcaldes.

Un ejemplo es el tranvía de Nervión, que llegará hasta Santa Justa. Se suponía que las obras estarían terminadas para la Navidad de 2023. Las consecuencias se siguen sufriendo en Nervión, con incomodidades, especialmente en la calle Luis de Morales, donde se ubican el Centro Comercial Nervión Plaza, El Corte Inglés y diversos establecimientos. Una zona top para el comercio sevillano, quizá la segunda en importancia, tras el centro histórico. En esta campaña de Navidad, está resultando claramente perjudicada. Por el retraso, por las incomodidades y por la discriminación en el alumbrado. Sin embargo, eso no es lo peor. Porque lo peor es que el recorrido del tranvía está mal proyectado. Y no era una prioridad para la inversión pública.

En otras ciudades donde funciona un metro, el tranvía se coordina en el recorrido. ¿Es buena idea que el tranvía llegue a Santa Justa desde el centro, tras dar un rodeo por Ramón y Cajal y Nervión? El tranvía ya conecta el centro con la estación de San Bernardo, y desde allí se puede viajar en trenes de Cercanías para ir a Santa Justa y otras estaciones. El tranvía duplica ese recorrido, pero alargándolo; es decir, lo rodea y se tarda más tiempo. En otras ciudades, como en Barcelona, el tranvía se ha construido desde la periferia al centro. Y se hacen primero los tramos desde la periferia, en dos sentidos (norte y sur), para después enlazarlos y completarlos en la ciudad. En Barcelona el tranvía conecta con el Metro. Aquí eso sucede en el Prado. Sin embargo, lo hace duplicando el recorrido con el Metro, mientras en la mayor parte de Sevilla no hay tranvía ni Metro.

Así se llega a una discriminación. Nervión está bien atendido en la zona del estadio Sánchez Pizjuán. Allí llegarán el tranvía y el Metro por duplicado. Servirán para lo mismo y para los mismos. El transporte público depende casi en exclusiva de los autobuses de Tussam. Todo lo demás es un disparate.

José Joaquín León