HOY es Miércoles de Ceniza, día de ayuno y abstinencia, que marca el inicio de la Santa Cuaresma. Este año de gracia de 2024, en Sevilla, estará repleto de actos piadosos y populares. A los propios que se celebran todos los años, según establece el calendario litúrgico, se añadirán los extraordinarios, y serán rematados con el II Congreso de Piedad Popular. Es bien conocido que será clausurado el 8-D con una procesión, en la que saldrán el Señor del Gran Poder y el Cachorro, las Esperanzas de la Macarena y Triana, y cuatro patronas marianas de gran devoción en la capital y la provincia: Reyes, Valme, Consolación y Setefilla. En las sesiones, participarán cardenales que son responsables de dicasterios en el Vaticano; pero en Sevilla todo parece poco y la gente pregunta: ¿vendrá el Papa Francisco en diciembre?

El arzobispo José Angel y sus obispos auxiliares, Teodoro y Ramón, por los que pedimos en las misas, y que acuden todas las semanas a diversas funciones y actos de culto, han escuchado esa pregunta cientos de veces. ¿Vendrá el Papa Francisco? Y digo yo, porque ellos son prudentes con la gente: ¿no podéis dejar de preguntar siempre lo mismo? El Papa ya viaja poco, se desplaza en silla de ruedas… Don José Ángel, cuando se lo preguntan, suele recordar que el Papa viaja sobre todo a países de las periferias; es decir, a lugares del Tercer Mundo y de pocos cristianos. Pero no a países de tradición católica, como España. A Portugal acudió para la JMJ. Y ni siquiera ha viajado a Argentina, el país donde nació y vivió hasta ser elegido Papa.

Por eso, la visita del presidente de Argentina, Javier Milei, al Sumo Pontífice en el Vaticano, para invitarlo a que viaje a su país, ha llamado mucho la atención. Milei, de por sí, llama la atención, pues parece que se ha escapado de un circo. Y es portentoso que el Papa lo haya recibido. Milei, en la campaña argentina, insultó a Francisco, lo llamó “imbécil” y “enviado del Maligno” y otros improperios peores. El lunes le pidió perdón, le regaló alfajores argentinos (que no son como los de Estepa, ni los de Medina Sidonia, pero están buenísimos) y galletas de limón, sus dulces preferidos. Parecía una tentación del Maligno, para pecar por gula en vísperas del Miércoles de Ceniza. Pero el Papa cumplió el precepto evangélico: perdonar hasta setenta veces siete, incluso a Milei. Y Milei, contrito y confeso, reconoció que esas cosas sólo se dicen en campaña, cuando al parecer se trata a la gente como si fueran imbéciles.

Una vez más, la parábola del hijo pródigo y arrepentido, que en este caso era el hijo bobo. Si el Papa viaja a Argentina, a lo mejor viene a Sevilla. Para Dios no hay nada imposible.

José Joaquín León