SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin embargo, parece que tenemos una especial querencia por el derecho a decidir la Feria. Cada vez que llega un nuevo alcalde, inicia su procés para que la gente vote. Con el deseo de un cambio, que no se atreven a ordenar por las buenas. Pasó con Juan Espadas, que era y es del PSOE (aunque ahora es más sanchista que en sus tiempos de alcalde), y va a pasar con José Luis Sanz, que es del PP. Así la Feria va a ser la envidia de Puigdemont, que confunde a Cataluña con su caseta.
Organizar una consulta de autodeterminación en la Feria empieza a ser un clásico de los alcaldes. La consulta de 2016 se montó para consagrar el modelo actual, de sábado a sábado. La consulta de 2024 se plantea para intentar volver al llamado modelo tradicional, que era de noche de lunes a domingo. Tiempo hubo en que existía el llamado lunes de resaca, día festivo que alcanzó mala fama, por dar a entender que el sevillano y la sevillana necesitaban un día de descanso para reponerse de las borracheras. Por cierto, esta consulta no se convoca por el artículo 92 de la Constitución, como diría Pere Aragonès.
Por otra parte, tampoco es como los referéndums de toda la vida. En los tiempos de Franco, no existían las elecciones generales, pero organizaban referéndums de vez en cuando. Eran consultas presenciales, en las que a veces contaron más votos que votantes, lo que daba que pensar. Concedían un permiso para votar a cargo de las empresas, ya que los fijaban en días laborables. Sin embargo, el referéndum de la Feria no es así, sino que tiene carácter telemático, un sistema que no se permite para las elecciones generales, autonómicas ni municipales. Se supone que por temores fundados al pucherazo.
En el referéndum de autodeterminación de la Feria sólo pueden votar los empadronados en Sevilla, y también los titulares de casetas y carruajes, sean de donde sean. ¿Eso es constitucional? Tengan en cuenta que a la Feria acuden personas procedentes de la provincia y también de Andalucía, España y la Humanidad. ¿Y los titulares de los cacharritos y puestos varios no merecen el derecho a decidir?
En realidad, estas consultas se organizan por cobardía de los alcaldes, que no se atreven a decir: “la Feria es desde tal día a tal día”. Y sanseacabó. Eso es lo que hay. Así no le damos envidia a Puigdemont.
José Joaquín León