LAS obras de verano en Sevilla son previsibles. Un clásico. Por lo común, se han dejado para el mes de agosto, que era más puro y más duro. Pero desde que el calor se adelanta, y ya existe una playa artificial, se condena a los obreros y a los ciudadanos a soportar la desgracia desde el mes de julio. Este año el premio a las obras más molestas se debería conceder al asfaltado del Paseo de Colón.  Desde que se les ocurrió la curiosa idea de empezar a las horas del atardecer de la primera quincena de julio (que no es como los domingos de agosto), y dejar un solo carril en cada sentido, han fomentado los atascos. El evento comienza a las 20 horas y se prolonga hasta las siete de la mañana del día siguiente. Así durante dos semanas. Cuando algo semejante se practicaba en los tiempos de Monteseirín y de Zoido, se decía que les podría costar la Alcaldía. Ahora se sabe lo que costará: 386.000 euros. Todo es transparente.

El alcalde, Juan Espadas, informó del inicio de esas obras en Twitter. Los vecinos que viven ajenos a las redes sociales se quejaron de que no sabían nada, y se han encontrado atascos de categoría, como quien no quiere la cosa. En estos tiempos confusos, a los políticos les ha dado por anunciar todo en Twitter. Donald Trump es un forofo. Veremos si en el futuro también el alcalde se deja llevar por ese frenesí, y anuncia en Twitter: “Al garete el día festivo de Feria”, o “¡Viva el día de San Fernando!”, y va dando pistas.

Para completar las faenas, en Emasesa advirtieron que ellos no serán menos, y que nos espera un gran verano de obras para mejorar todo lo mejorable. El fin de la crisis, como dice Rajoy. Los de Emasesa anunciaron que levantarán calles en Los Remedios, en Nervión y en Triana. Eso se llama asumir la impopularidad de las obras ante las clases medias. A no ser que la agenda de los incordios estivales se la esté organizando Beltrán Pérez, que ya ha llegado a portavoz del PP, por fin. Puestos a programar obras imprescindibles, el zafarrancho llega hasta la plaza de la Papachina, en San Jerónimo.

Son trabajos molestos, que se deben aceptar con serena resignación. Esto ya se decía en los tiempos de la Expo, con tantas obras. Lo han querido recordar, como a Curro. Para colmo, no sé cómo lo organizan, pero en esos atascos del Paseo de Colón, a diario irrumpen varias ambulancias con sus sirenas. ¿Y yo dónde me meto? Parece una película de humor castizo. Todos los veranos sevillanos están ideados para irse a la playa de verdad, no escarmientan.

José Joaquín León