SE van a cumplir cinco años desde que empezó el confinamiento del Covid. Es curioso que el Gobierno intente perpetuar la memoria histórica de un dictador que murió hace 50 años y no nos acordemos apenas de lo sucedido hace sólo cinco años. El estado de alarma duró 100 días (3 meses y 8 días), en los que permanecimos encerrados en nuestros domicilios con pocas excepciones. Las medidas se fueron relajando gradualmente, aunque con algunas decisiones tan discutibles como no poder viajar de una provincia a otra, sin tener en cuenta los kilometrajes de las distancias. Es decir, que nos podíamos desplazar desde Sevilla a Cazalla de la Sierra, pero no a Jerez de la Frontera o Almonte.
Hubo un día en que Sevilla amaneció desierta y con soldados patrullando. Como si hubiera empezado otra guerra civil. No era eso, gracias a Dios. Se podía acudir a los supermercados con las debidas precauciones. Después se podía pasear, según las edades, en determinadas franjas horarias, para que jóvenes y mayores no coincidieran. Con el paso del tiempo, y sin memoria histórica de aquellos años, nadie hace autocrítica. ¿Las medidas eran coherentes en su totalidad, o una parte eran disparatadas? Sólo se sabe que un tal José Luis Ábalos presuntamente hizo negocios raros con mascarillas entre colegas y aprovechateguis.
El ministro de Sanidad se llamaba Salvador Illa. Ahora le va mejor como presidente de la Generalitat de Cataluña. Es el último en enterarse de lo que pactan su jefe, Pedro Sánchez, y Carles Puigdemont. ¿Y ya no se acuerda nadie de aquellas memorables ruedas de prensa del doctor Fernando Simón? Con el tiempo se descubrió que era un gran surfista y que le gustaba remontar las olas en las costas portuguesas.
Aún se recuerda que llovió en la Semana Santa de 2024, pero ya nadie habla de lo que ocurrió en la Semana Santa de 2020, cuando no salió ninguna cofradía, ni pudimos ver pasos, excepto en Youtube. Esa fue la peor Semana Santa de la historia, no la del año pasado. Y la de 2021 tampoco fue agradable, porque acudimos a las iglesias, pero no hubo salidas procesionales.
“De la pandemia vamos a salir cambiados”. Esa era la consigna que nos repetían a todas horas. ¿Y en qué hemos cambiado? En nada. Si acaso en que hay más veladores en los bares. Ya muy pocos se acuerdan de aquello. Desde que empezó la pandemia en marzo de 2020 hasta el 31 de diciembre de 2022 fallecieron por Covid en España 146.619 personas, según los datos del INE, y la edad media fue de 82,14 años. Descansen en paz.
José Joaquín León