NO es costumbre que los papas acudan a Sevilla en Semana Santa, ni mucho menos a la Feria. A lo más que se ha llegado es a cantarle sevillanas a Juan Pablo II, aquellas del Adiós, de Los Amigos de Gines, con el “no te vayas todavía”. Desde que se fue, no ha vuelto ningún Papa a Sevilla. Francisco no acudió, es una historia ya sabida. Prefirió viajar a Mongolia, lo que aprovechó Javier Cercas para escribir un libro religioso de un ateo, El loco de Dios en el fin del mundo, que estos días se ha convertido en un best-seller. En Mongolia apenas hay 1.500 católicos, que son menos de la mitad de los nazarenos de la Macarena. Y está más lejos que El Cerro del Águila. En Mongolia no tendrían problemas de masificación con los nazarenos. Pero el Papa fue allí y no aquí.
Con lo anterior se quiere significar que los designios de los papas son inescrutables. Francisco tampoco volvió a su Argentina querida. El nuevo pontífice se supone que viajará bastante, y que al principio lo hará con ganas. Tampoco se sabe a qué países viajará primero, si a los más próximos al Vaticano (como España sin ir más lejos), o a los periféricos. Vaya usted a saber. La verdad es que no se sabe nada. Porque, para empezar, ni siquiera se sabe quién será el próximo Papa, digan lo que digan los vaticanistas.
Lo que sí se sabe es que el cónclave empieza hoy y coincidirá con los días grandes de la Feria. Así que, entre sevillanas y manzanillas, en el fragor de las casetas, se podría ver la fumata blanca. Con la papalina, cualquier humareda de chimenea en lontananza se puede confundir con la fumata, por lo cual hay que tener cuidado. Las tertulias de las casetas no son como las deliberaciones de los cardenales. Tampoco se ha dicho nunca que el Espíritu Santo vaya a la Feria, y menos en esta edición de 2025, cuando tendrá mucho trabajo en el Vaticano.
En Sevilla hay algunos que son más papistas que el Papa, y que le dirían al nuevo Pontífice lo que debe hacer en un santiamén. Una de las incógnitas que tenemos es si el nuevo Papa tomará la alternativa viendo al Cachorro en Roma. Esta sí que será una salida extraordinaria, muy extraordinaria. Y con vallas, que en Roma abundan. Una alegría para Manolo Alés, el teniente de alcalde de Fiestas Mayores, que es cofrade del Cachorro. Y otra alegría es que no hay que preocuparse por los policías, ya que esa procesión corresponderá al Cecop de los romanos.
En Sevilla nadie confunde a un romano con un armao. No es lo mismo. Y ya se explicó en el Pregón que Roma es como Sevilla con más obispos, y Sevilla es como Roma con más armaos. Tampoco habrá armaos detrás del Cachorro. Nadie es profeta en su tierra. Veremos si el Papa es italiano o no.
José Joaquín León