ESTA es una cuestión para la controversia, que ha mandado a eminentes pensadores y teólogos a la enfermería de la plaza. Imposible de resumir plenamente en 2.300 caracteres. Así que vamos a portagayola. El fútbol funciona como una religión en el sentimiento de muchas personas. Tiene una liturgia propia, unos ídolos (que son como santos o gurús), unos códigos o creencias, una formación que comparten los iniciados, prometen el cielo o el infierno en 90 minutos (más el alargue), tiene vestimentas diferenciales, y se fundamentan en la fe en el equipo, la esperanza en la victoria y la caridad con los propios, que no con los rivales. Sin embargo, y a pesar de lo anterior, el fútbol no es excluyente de la religión. Incluso puede servir para reforzar a las religiones.

Hasta ahora decir que el fútbol era una religión se ha considerado una herejía. Ya no de hoguera inquisitorial, pero sí pecado de falta de respeto a Dios, como mínimo. Y, sin embargo, ¿qué nos dice la realidad? Los futbolistas a veces rezan, agradecen al cielo los goles y los triunfos. Consideran que Dios les ayuda. Maradona marcó un gol con la mano de Dios. El VAR se considera un invento del Maligno, porque ya han aprendido a manipularlo los del mundo oscuro.

Los seguidores del Betis que han viajado a Breslavia (en condiciones infames en muchos casos) han sido peregrinos de Esperanza. No iban a Roma a ver al Papa, ni al Cachorro. Pero acudieron a la patria de san Juan Pablo II con fe. A la espera de que el Espíritu Santo se vistiera de verdiblanco. Todo esto, si se maneja bien y no se confunde lo esencial, no es malo, ayuda a entender la fe como algo que no es cosa de locos.

El papa Francisco era forofo del San Lorenzo de Almagro. El arzobispo Saiz Meneses es simpatizante del FC Barcelona. Los pastores de la Iglesia, como los fieles, suelen ser del club de su infancia. Es una fidelidad que no se pierde. Aquí sabemos que el Betis y el Sevilla han tenido capellanes que eran auténticos forofos. En 2.300 caracteres no se pueden contar esas anécdotas. Pero sí decir que ha sido costumbre que el Betis acuda ante el Señor del Gran Poder y el Sevilla ante la Virgen de los Reyes, a principios de temporada y a ofrecer trofeos y copas. A pesar de que también hay hermanos del Gran Poder sevillistas y fieles de la Virgen de los Reyes béticos.

En el fútbol hay hermanos separados, con otras devociones. Pero para las finales europeas toda Sevilla debe ir con el equipo sevillano. Pues todos somos hijos de la misma Esperanza.

José Joaquín León