ES normal que en Sevilla se viva con pasión la pantomima bananera de la Generalitat catalana, que han disfrazado de referéndum. Después de pisotear los derechos más elementales de los españoles, empezando por la integridad territorial consagrada por la Constitución, se sienten agraviados, y mantienen el desafío con una desfachatez que supera todas las previsiones. Sin embargo, llama la atención que el guirigay independentista cuente con el entusiasmo del alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo. Además de colocar la bandera estelada catalana en el Ayuntamiento de esta población sevillana, ha anunciado su presencia en Cataluña. Acude como “observador internacional”.

Aunque suena a cachondeo, lo dice en serio. Sánchez Gordillo tiene una historia. No sorprende que pida el derecho de autodeterminación para Andalucía, a la que ha calificado como “nación sin soberanía”. Pero la observación internacional ha llamado la atención, hasta el punto de que no sabemos si desequilibrará el resultado de la consulta. Por otra parte, si el derecho de autodeterminación se generaliza, no sería extraño que pidiera la secesión de Marinaleda, o bien que la integre en la confederación de los países catalanes plurinacionales.

Por supuesto que es anecdótico lo que diga Sánchez Gordillo. No parece que la autodeterminación (al menos, no todavía) vaya a crear otro Gibraltar en la provincia de Sevilla. Sin embargo, es lamentable que la extrema izquierda carezca del mínimo sentido histórico para defender la integridad de España, a la que otras veces habían representado con la bandera tricolor republicana.

No es la mejor manera de defender los intereses de esa Andalucía soberana, en la que dice que cree. Sólo se le puede entender desde la certeza de que se alinea junto al disparate y el esperpento. No es serio apoyar a los que defienden una consulta ilegal, y se presentan en una rueda de prensa, con una urna de plástico, como Oriol Junqueras y compañía.

Hizo muy bien Susana Díaz en ordenar que el PSOE de Andalucía apoyara la propuesta de Ciudadanos en el Parlamento. En estos momentos, no hay opción para las medias tintas, ni para las confusiones. Deberían tomar nota los socialistas, para no volver a pactar en los ayuntamientos con los colegas del observador internacional, con esos que defienden a los que se están burlando de España y de Andalucía.

José Joaquín León