LOS plenos municipales sobre asuntos fiscales resultan tediosos. La gente está enredada con noticias más pintorescas, como el viaje de Puigdemont a Bélgica. Además, estamos en vísperas de Todos los Santos y los Fieles Difuntos. Otros se divierten con los disfraces de Halloween y las calabazas del 155. Por otra parte, el Sevilla se la juega en Europa y el Betis cascó en Cataluña, precisamente. Con la gente distraída, un pleno municipal que baja el IBI un 3% no apasiona demasiado. Pero es revelador de lo que está ocurriendo en estos tiempos de ajustes constitucionales para el sentido común y el bienestar social. Hay una pequeña coalición, que ha montado Juan Espadas y funciona a su manera, con disimulo.

El alcalde llegó al poder apuntalado por Participa Sevilla e Izquierda Unida. Son partidos que en el presente mandato municipal han tenido como principal ocupación situarse en el mundo ellos mismos, participar, discutir, debatir, en fin. Todavía no saben dónde están, si son de los suyos, a qué juegan, o de dónde venimos. Mientras aclaran las dudas existenciales, Espadas aprovechó para pactar con Ciudadanos algunas cosillas. Ahora, el IBI.

No es fácil el papel de Javier Millán, que lo mismo vota lo que le ponga por delante el PSOE municipal que practica una esforzada oposición. Así se opone a todo lo que se debe oponer, lo que tampoco impide que a la hora de la verdad le saque algunas castañas del fuego. Con el calentamiento global, las castañas del fuego que humearán en la esquina de Tetuán y Rioja nos anticipan otro humo: el incienso de la Cuaresma. Se suele decir en los pregones.

En el Ayuntamiento se pregona al gusto, pero se hace lo que conviene. Tras el acuerdo de PSOE y Ciudadanos para la rebaja del 3% en el IBI, hacía falta también la abstención del PP. Beltrán Pérez, que debe endurecer una oposición más combativa para ganarse el puesto en la fila de delante y en el mejor sitio, ya advirtió que un 3% no es nada. Quería algo más. Aún así, en el pleno, el PP se abstuvo, como es propio de esa pequeña coalición del seny, que no existe, pero funciona.

Hubo decisiones populares e impopulares. Colaron las tasas para el clavazo de las casetas de Feria y aprobaron la subida de dos euros en la entrada del Alcázar. Medidas de la máxima utilidad, para trincar más. De alguna manera hay que compensar. Espadas se fija en los árbitros: para salir sin broncas lo mejor es que no se note.

José Joaquín León