ESTO en Cádiz sería una chirigota, Los defensores de las Setas, aunque puede que el autor fuera algún sevillano, como Lolo Álvarez Seda o Antonio Pedro Serrano El Canijo, que han ganado premios. Sin embargo, en Sevilla es una realidad. Me refiero a que las Setas de la Encarnación tienen sus defensores. No sólo hay detractores. De momento, no existe un club de fans, pero casi. No son colegas de Monteseirín, ni lo ha auspiciado él, que se ha dedicado a su trabajo de inspección médica. Los defensores de las Setas suelen ser progresistas de izquierda (más o menos extrema), así como extranjeros (entre ellos muchos asiáticos) y frikis (de diversas tribus urbanas).

De alguna manera, han convertido las Setas en un símbolo contra los rancios, contra la Sevilla más tradicional. Los capillitas y periodistas murubianos de la ciudad perdida denunciamos que era la prolongación del atropello de la calle Imagen, pero en el siglo XXI. Así que los  del progrerío de vanguardias locas también se mueven. Y, aprovechando que el espacio es grande, y hay sitio para todos, allá que van.

Por ejemplo, las manifestaciones de los indignados, se solían concentrar allí, incluso antes de que fueran engullidos por Podemos. Y a estos también les ha gustado. Cuando el grupito afín a Begoña Gutiérrez & friends se reunió para presentar públicamente su oposición a Teresa Rodríguez, ¿dónde se hicieron la foto? En las sevillanas Setas, por supuesto. Mientras que el sector más culto y presentable de Podemos en Andalucía, el de Esperanza Gómez y sus afines, se hacían la foto en el Mirador de San Nicolás de Granada, en pleno barrio del Albaicín.

No es sólo un icono de los participantes más participativos. Hay muchos extranjeros, ajenos a las costumbres y la historia sevillana, a quienes les llama poderosamente la atención. No sería extraño que aparezcan las Setas en algún ranking de los mejores monumentos de Sevilla, junto a la Catedral, el Alcázar y la plaza España.

¿Y saben por qué? Porque unas Setas como estas no las hay en ningún bosque, ni en ninguna ciudad. El arquitecto Jürgen Mayer construyó una singularidad universal. Y no en la isla donde hay de todo, incluso los restos de una Cartuja, sino en el centro de la Sevilla historicista. Por donde pasa la Macarena. Es un icono de la subversión más descarada. Rompedor. Las Setas de la huerta del antisistema. Se cargó lo que se daba, y eso es lo que ha quedado.

José Joaquín León