EL patio de la Diputación Provincial (en su edificio de Menéndez Pelayo) es un espacio multiusos. Lo mismo sirve para el cine de verano que para los eventos organizados a lo largo del año. Pero, principalmente, es como un mercadillo de productos gastronómicos. Para eso funciona bien, ubicado entre el antiguo mercado de la Puerta de la Carne, que algún día será un centro cultural o algo así, y la vieja estación de Cádiz, que ahora es el verdadero mercado de la Puerta de la Carne. En el patio de la Diputación, durante los fines de semana, lo mismo puedes comprar aceites, quesos, chorizos, morcillas, dulces, o lo que sea.

EL PP municipal de Sevilla tiene un candidato a la Alcaldía que todavía no ha sido nombrado. Sin embargo, se comporta como tal, y ayer intervino en el Foro de la Cámara de Comercio, en Antares, como si fuera ya el candidato, pero dejando claro que no lo es, aunque se encuentra disponible. En la mesa presidencial estaban Javier Arenas (al que reconoció como su padre político) y Antonio Sanz (del que ha aprendido mucho), con caras de que será el candidato. Nadie lo duda, porque los demás nombres lanzados se vinieron abajo. Prudencia y paciencia son virtudes que Mariano ha contagiado a su PP. Agotar los tiempos, aunque resulte agotador tanto disimulo.

SI Los del Río fueran catalanes, del río Llobregat, estarían considerados a la altura de unos hermanos Gasol de la música. Pero como Los del Río son del río Guadalquivir todavía parece que les sonó la flauta de Macarena por casualidad. Cuanto más grande sea el éxito, más peaje se paga. Para colmo, si son sevillanos y andaluces, eso no se les perdonará en el resto de España, singularmente en ciertas plurinacionalidades. Y tampoco se valorará suficientemente en Andalucía, por aquello de los complejos. Los del Río están más reconocidos en el extranjero que en España. Ahora han sido distinguidos en Las Vegas (no las de aquí, sino las auténticas de allí), en los Grammy Latino, con un Premio a la Excelencia como homenaje a su trayectoria.

LA línea 3 del Metro de Sevilla apareció ayer en el debate sobre el Estado de la Comunidad Andaluza. Nadie crea que Susana Díaz se ofreció para que lo pague la Junta, y así no digan que maltrata a Sevilla, sino que mayormente lo utilizó para criticar al Gobierno de Rajoy por su falta de apoyo al proyecto. Seguimos en la fase 1: bronca política. El PP le echa las culpas a las administraciones socialistas (la Junta y el Ayuntamiento), mientras que el PSOE le echa las culpas a la administración popular (el Gobierno central). Y así pasan los años, y todos se ofrecen para alcanzar un acuerdo. Pero no vemos ningún obrero trabajando en el trayecto comprendido entre el Prado de San Sebastián y Pino Montano.

EN el juicio que tiene lugar estos días en Pamplona todo el mundo sabe que los cinco jóvenes acusados, miembros de la denominada La manada, son sevillanos. Por si alguien no lo supiera, en los medios se recuerda cada vez que se refieren a ellos. Como si el ser sevillanos le añadiera una significación especial a la presunta violación grupal. Es curioso que no se proteste por este motivo, con el mismo énfasis que se emplea cuando los delincuentes son de raza gitana o negra, o extranjeros. En tales casos, se consideran comentarios xenófobos y racistas; pero el sevillano es diferente.