EN estos días de traslados (me refiero a los de empresas, no a los de pasos), con la fuga de entidades de Cataluña, resulta lamentable que ninguna haya anunciado que se viene a Sevilla. Irse desde Barcelona a Madrid es jugarse los clientes catalanes para el día de mañana, aunque no sean independientes. Vemos contradicciones y rarezas. Lo del Banco de Sabadell de mudarse a Alicante es raro, desde el punto de vista geográfico, a no ser que se cambie el nombre. Y lo de Caixabank en Valencia, cuando las apuestas daban favorita a Palma de Mallorca, hace suponer que no se quieren ir lejos de Cataluña.

ESTAMOS en un periodo escéptico, y los proyectos se toman a guasa. Se habla de la línea 3 del Metro y la gente se ríe. Ayer el alcalde Espadas anunció que van a crear 120 empleos en Lipasam, a pesar de que el servicio de limpieza no estaba tan mal. Precisamente, el día después de su visita a París, que ha sido curiosa. En su intervención en la Cumbre Metropole (ole y ole), el alcalde protagonizó una vibrante apuesta para que Sevilla sea una ciudad circular y verde. Todo esto viene de las Jornadas de Economía Circular, cuando firmaron la declaración de Sevilla en marzo. Esta circulación ha sido precursora del autobús mágico de Sevilla Este, y de la movilidad en patinete.

CASI todos los viernes escribo un artículo sobre alguna actividad nocturna. La semana pasada sobre la Carrera Nocturna del Guadalquivir y hoy sobre la Noche en Blanco. Curiosamente, son actividades más bien diurnas que se trasladan a las noches, mientras en la Semana Santa se dice que la Madrugada está herida de muerte y el Cecop la quería reprogramar después del amanecer del Viernes Santo. Algunos me dirán que también existen otros momentos noctámbulos en la Semana Santa; ¿o qué son las entradas de la Estrella, San Gonzalo, El Museo, Dulce Nombre y Los Panaderos, por citar algunas?

AL recordar la Transición a la democracia española, se ha valorado el gran peso específico del PSOE de Sevilla. Y si preguntamos por el gran político sevillano de aquel PSOE, todo el mundo citará a Felipe González. Sin embargo, a Felipe se le veía como de los sevillanos en Madrid, sin renunciar a su origen, pero muy bien adaptado a la capital. Los políticos socialistas más inequívocamente sevillanos han sido Alfonso Guerra y José Rodríguez de la Borbolla. Cada uno en su estilo, con sus matices y evidentes diferencias.

UNA de las consecuencias indeseables del paripé ilegal de Cataluña es que ha servido para presentar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional como fuerzas de ocupación. Incluso en el extranjero se lo han creído. Al ver las imágenes de los guardias civiles sevillanos expulsados del hotel de Calella donde se alojaban, hemos vuelto a los tiempos de ETA en el País Vasco. Es cierto que no hay una banda terrorista. Pero hay un grupo bien preparado de radicales próximos a la CUP, que saben lo que deben hacer para agitar a las masas. Un error de Rajoy ha sido no tener respuestas adecuadas para esas trampas, en el caso de que los Mossos se inhibieran, como era de suponer.