OTRA vez el Oviedo le provoca un disgusto al Cádiz. Es la bestia negra. Nos dejó un año en Segunda B, cuando el Cádiz ya se relamía con el ascenso. En el reencuentro en la Liga 1/2/3, ganó en Carranza por 0-2, casi sin despeinarse. Y ayer fueron capaces de remontar un partido, cuando el Cádiz vencía con un 0-1 que lo hubiera consolidado en el tercer puesto como un firme candidato a disputar las eliminatorias de ascenso a Primera. Desde luego si repiten los errores de ayer será difícil que lo consigan. La lesión de Salvi, a la media hora de partido, resultó mortal, porque Álvaro Cervera se equivocó gravemente y descompuso al Cádiz cuando tenía el partido controlado.

Salió el Cádiz con los mismos que ganaron en Los Pajaritos. El Oviedo sabía que en este partido se jugaban muchas opciones de estar arriba. El Cádiz jugó los primeros minutos como en Soria. Dos jugadas acabaron en gol (uno en cada portería), aunque el árbitro había pitado antes. En el caso de Imaz para señalar como fuera de juego una jugada en la que arrancó en línea.

Pero el Cádiz se adelantó en un contragolpe bien llevado por Ortuño, seguido por Imaz, rematado por Alvarito y remachado a gol por Salvi. Cuatro jugadores del Cádiz intervinieron en la jugada. Desgraciadamente, poco antes de la media hora, se lesionó Salvi. La decisión de Álvaro Cervera, que lo relevó por Eddy, fue nefasta. No ya sólo porque pusiera a este jugador discutido, sino porque desubicó al equipo del medio campo hacia delante. Con la consecuencia de que ya no crearon ni una sola jugada clara de gol.

Para colmo el Oviedo empató poco antes del descanso. Un centro que remató muy bien Linares, mientras Aridane y Sankaré se quedaban mirando. Esta falta de concentración de los centrales del Cádiz torció un partido que se podía ganar. Le dio alas al Oviedo.

El esquema del Cádiz estaba roto. Al pasar a Imaz a la banda se perdió un media punta eficaz, y tampoco había otro extremo veloz. El trivote de Eddy, José Mari y Abdullah funcionó peor que cuando había dos. El Oviedo dominaba y se intuía que remontarían. Lo consiguió con una jugada rudimentaria, pero bien resuelta: centro a la olla bien templado por Susaeta, Aridane que esta vez salta y se lo traga, para que Christian remate de cabeza cómodamente. Otra vez el Oviedo tumbaba al Cádiz a cabezazo limpio.

Los dos cambios que hizo Álvaro, dando entrada a Aketxe y después a Aitor para el último ratito, no sirvieron para recomponer el entuerto que él mismo había creado. No fue valiente para retirar a nadie del centro del campo, aunque al final jugara con tres defensas. En la última jugada hubo un penalti a Sankaré, que el árbitro Díaz Mera no pitó porque estaba en fuera de juego. Antes perdonó la segunda tarjeta amarilla a Erice con bastante tiempo por delante. Pero esta vez el Cádiz no perdió por culpa del árbitro, sino por los errores cometidos en el banquillo y en el terreno de juego.

Fue una lástima. Tuvieron una gran oportunidad para dar un paso al frente y la desaprovecharon. Otra vez el Oviedo se benefició de las circunstancias.

José Joaquín León