LA provincia de Cádiz es una potencia gastronómica. Esto lo dijo Ferrán Adriá, cuando vino para el Innovazul de la Zona Franca. Y lo ha certificado la Guía Michelín. En su nueva edición, como se sabe, la provincia mantiene las tres estrellas del Aponiente, de Ángel León, en El Puerto de Santa María, e incorpora la segunda estrella Alevante, en el hotel Meliá del Novo chiclanero, además de otra segunda estrella para Lu Cocina y Alma, de Jerez. También mantienen su estrella Código de Barra (Cádiz), Mantua (Jerez) y Tohqa (El Puerto). Pero la gran sensación es la estrella concedida al Mesón Sabor Andaluz, que se encuentra en Alcalá del Valle. Por comparar: en Sevilla, capital de Andalucía, sólo hay dos restaurantes con una estrella, y ninguno con dos, ni con tres.

CUANDO llegó al poder municipal en 2015, la izquierda desunida gaditana (es decir, la izquierda a la izquierda del PSOE) se unió de cara la galería. Sin embargo, tropezaron con un problema grave: ya no se trataba de oponerse a todo lo que dijera Teófila, sino que se trataba de gobernar. Y no supieron adaptarse al cambio. Siguieron oponiéndose a todo lo que contribuyera al desarrollo y el progreso de Cádiz. No obstante, se mantuvieron en el poder tras las elecciones de 2019. La consecuencia es que en 2023 esta ciudad había perdido ocho años y se había convertido en un municipio más de la Bahía, incapaz de ejercer su capitalidad. Ahora estamos en la fase En busca del tiempo perdido. Y no me refiero a que lean a Marcel Proust, que tampoco les vendría mal.

ESTE debate es antiguo. Se planteó en la posguerra, cuando José Luis Arrese, el primer ministro de Vivienda nombrado en este país, dijo aquella frase lapidaria: “Queremos una España de propietarios, no de proletarios”. El franquismo era una dictadura, pero tenían claro que debían apostar por la vivienda pública. Aunque duela decirlo, la mayoría de las barriadas que existen en este país proceden del franquismo. En Cádiz, ese asunto está clarísimo. La polémica entre propietarios o proletarios ha vuelto a surgir a cuento de los terrenos de Navalips. Ni que decir tiene que la izquierda gaditana está contra los propietarios, pues su concepto de la igualdad pasa porque todo el mundo sea pobre, y no porque los pobres dejen de serlo. Así todos vivirán de la ayuda pública.

SEGUIMOS con las promesas del fin de los solares desperdiciados en Cádiz. Otro solar de gran categoría es el de la calle Tolosa Latour. El nuevo proyecto de la Junta de Andalucía nos obliga a meter los dedos en la llaga. Si no lo veo, no lo creo, como dijo Santo Tomás. Se supone que en 2028 el solar de Tolosa Latour será un edificio de la nueva Ciudad Administrativa de la Junta de Andalucía. La Junta de Manuel Chaves vendió la idea de la Ciudad de la Justicia y ahora la Junta de Juanma Moreno valora el proyecto de la Ciudad Administrativa. Por medio quedarían más de 30 años, en los que ese solar no ha servido para nada, y ha sido un ejemplo de la desidia y el abandono de Cádiz como ciudad de la injusticia.

NOVIEMBRE suele ser el mes más lluvioso del año. En Cádiz también es el mes de Manuel de Falla, porque nació en esta ciudad el 23 de noviembre de 1876 y falleció en Alta Gracia (Argentina) el 14 de noviembre de 1946. En 2026 se cumplirán150 años de su nacimiento en Cádiz, además de 80 años de su fallecimiento en el exilio argentino. Sus restos mortales reposan en la Catedral de Cádiz, junto a los de José María Pemán, que fue quien intermedió con el régimen franquista para que su tumba estuviera en la ciudad donde nació. En noviembre, Cádiz acoge el Festival de Música Española, que comienza hoy. El festival es un ejemplo de lo que sucede con el Cádiz fallero.