SE nota que en Cádiz quedan ya menos lectores de José María Pemán. Este escritor gaditano calificó a la ciudad como “señorita del mar y novia del aire”. Debería estar grabado en alguna lápida, de las que suprimieron los rencorosos del odio histórico. Y significa que Cádiz es tan importante para el mar como para el aire. Cádiz es más bonito a vista de pájaro. Cádiz desde el cielo es una ciudad privilegiada. Y he escrito otros artículos en defensa de las torres miradores. Algunas se han perdido y otras siguen en el proceso de destrucción. Por eso, construir unos adefesios en las azoteas es pecado mortal y la Comisión del Patrimonio no lo debería consentir, si es que esta comisión sirve para algo.

COMO ya se acabó lo que se daba del Carnaval, que duró dos meses o por ahí, una jartura, y ya no escribe doña Cuaresma (que no soy yo, ni lo he sido nunca), le voy a echar un cable a esa distinguida señora, ya en pleno tiempo cuaresmal. Para decir que la temporada de borrascas nos ha sacudido en un momento que obliga a pensar en lo ocurrido. Llegaron las borrascas justo a tiempo para el Carnaval. Una borrasca divina disolvió un botellón en la plaza de la Catedral cuando cayeron granizos y chuzos de punta en blanco. Así se disuelve un botellón. Si no es a manguerazos, con un buen chaparrón.

HA muerto la viuda de Fernando Quiñones. Así me comentó un amigo por Whatsapp la noticia de la muerte de Nadia Consolani. Y esa forma de decirlo me hizo reflexionar sobre la fugacidad de las cosas mundanas y el papel que desempeñamos según las circunstancias. Porque ella era la viuda de Fernando Quiñones, y quizás en los últimos años de su vida ejerció más ese papel de viuda que antes el de esposa cuando el escritor estaba vivo. Sin embargo, antes y después de que falleciera Fernando, ella era por encima de todo Nadia Consolani, una mujer con su propia personalidad, que quizás estuvo algo tapada por la popularidad del escritor.

SE van a cumplir cinco años desde que empezó el confinamiento del Covid. Es curioso que el Gobierno intente perpetuar la memoria histórica de un dictador que murió hace 50 años y no nos acordemos apenas de lo sucedido hace sólo cinco años. El estado de alarma duró 100 días (3 meses y 8 días), en los que permanecimos encerrados en nuestros domicilios con pocas excepciones. Las medidas se fueron relajando gradualmente, aunque con algunas decisiones tan discutibles como no poder viajar de una provincia a otra, sin tener en cuenta los kilometrajes de las distancias. Es decir, que se podía ir desde Cádiz a Alcalá del Valle, pero no a El Cuervo o Lebrija.

PUEDE que Felipe Campuzano le diera a Cádiz más de lo que Cádiz le dio a Felipe Campuzano. Aunque lo principal que le aportó su tierra de nacimiento y devoción fue inspiración. En su muerte, se ha decretado un día de luto oficial. Un día para una vida, en la que Cádiz fue el origen de su música. Quizás su fallecimiento no ha tenido la relevancia que se merecía. En los últimos años, vivía en Marbella. Sin embargo, en su obra y en sus actuaciones, Cádiz fue la musa de su música. Supo combinar la calidad con la popularidad, desde Andalucía espiritual hasta la composición del Te estoy amando locamente de Las Grecas, de la que vendieron medio millón de discos. Piano rima con Campuzano. Y su piano era gaditano, que también rima con naturalidad y con la realidad de su vida.