TODAVÍA no se le ha perdonado a Sevilla que la primera línea del AVE de España fuera la que enlazó la estación madrileña de Atocha con la de Santa Justa. En Barcelona, cuando se habla de los fallos ferroviarios en Cataluña (donde también abundan), se recuerda que ahora la primera línea de AVE de España, en número de pasajeros, es la que une Madrid y Barcelona; y se utiliza para criticar la decisión de que llegara antes a Sevilla. Se vincula con un favoritismo de Felipe González hacia su tierra de origen. Aunque el entonces presidente del Gobierno explicó que la decisión se adoptó para contribuir a una mejor vertebración de España, en las infraestructuras con Andalucía, y porque era una conexión esencial para la Expo 92. Además, los desplazamientos en avión eran mucho mejores entre Madrid y Barcelona que entre Madrid y Sevilla. Por el puente aéreo y la capacidad del aeropuerto de El Prat.

NO es costumbre que los papas acudan a Sevilla en Semana Santa, ni mucho menos a la Feria. A lo más que se ha llegado es a cantarle sevillanas a Juan Pablo II, aquellas del Adiós, de Los Amigos de Gines, con el “no te vayas todavía”. Desde que se fue, no ha vuelto ningún Papa a Sevilla. Francisco no acudió, es una historia ya sabida. Prefirió viajar a Mongolia, lo que aprovechó Javier Cercas para escribir un libro religioso de un ateo, El loco de Dios en el fin del mundo, que estos días se ha convertido en un best-seller. En Mongolia apenas hay 1.500 católicos, que son menos de la mitad de los nazarenos de la Macarena. Y está más lejos que El Cerro del Águila. En Mongolia no tendrían problemas de masificación con los nazarenos. Pero el Papa fue allí y no aquí.

Y se busca que el culpable del apagón no sea el Gobierno, ni mucho menos su presidente. Pedro Sánchez primero negó que el apagón hubiera sido causado por un ciberataque, pero después dijo que no descarta ninguna posibilidad, incluida esa. Al principio, lo del ciberataque le debió sonar a vulnerabilidad de España. Pero después le han debido explicar que, si no era por el ciberataque, habrá sido por un fallo en la gestión del sistema eléctrico español. Y que, si es por el uso excesivo de la energía fotovoltaica, y porque es menos fiable que la nuclear para garantizar el suministro, entonces la responsabilidad sería de las políticas energéticas del Gobierno. Y quedaría como culpable político del apagón.

VELAD, porque no sabéis ni el día ni la hora. Velad nos suena a vela. Todo está escrito en las sagradas escrituras. El Apocalipsis también. Algunos decían: “Esto debe ser el fin del mundo”. No hace falta que venga un Papa negro, Francisco era jesuita. Estaban las tertulias llenas de vaticanistas, pero de inmediato se reconvirtieron en electricistas. Como dijo un tertuliano, “yo no soy vaticanista, ni entiendo de electricidad”. La gente opina de todo, sin saber de nada. Y no se escucha, esto último lo advirtió el Papa Francisco. Hay que escuchar. Sí, pero no dijo que para escuchar hace falta que alguien diga algo. Y un transistor con pilas, como los de nuestros abuelos para escuchar el parte de Radio Nacional.

TODO el mundo en general se ha quedado desconcertado con la muerte del papa Francisco. Al dolor que origina en los católicos la muerte de un Papa, ya se añaden los comentarios y elucubraciones sobre quién será el próximo sucesor de Pedro. Y al ocurrir el óbito al inicio de la semana de Pascua, el desconcierto es máximo. Se han cambiado los guiones de las tertulias sevillanas. En vez de hablar de la Semana Santa, han aparecido vaticanistas hasta debajo de los adoquines de la calle Laraña. Ya opinan sobre los papables incluso personas medio ateas que no han ido a misa desde que hicieron la primera comunión. Y que ahora parece que conocen a los cardenales como si fueran de su familia.