AL presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se le ha ocurrido celebrar en 2025 los 50 años de la muerte de Franco con el lema España en libertad. Es decir, que sido tan papista como el Papa y ha declarado un año jubilar (o algo así) y le ha puesto un lema, y está buscando peregrinos para los actos que ha organizado. Este hombre (Sánchez, no Franco) cuando le vienen mal dadas las encuestas, no convoca una manifestación en la plaza de Oriente con un millón de leales, como hacía el dictador, sino que organiza alguna celebración para salir en procesión magna con los fantasmas. Por cierto, aún no se ha cumplido el medio siglo, ya que falleció el 20 de noviembre de 1975.
ESA estampita que mostró una cómica ordinaria en el programa de las campanadas de TVE no era una ocurrencia espontánea. Era un artefacto programado para dar minutos de gloria a su fichaje estrella, y considerar como fachas y ultras a los católicos españoles. Pero no deben confundirse. No estamos como en la guerra civil, cuando los rojos fusilaron a curas y monjas por el simple hecho de serlo. Esta vez les ha salido el tiro por la culata. Pues lo que se ha visto no era el Sagrado Corazón de Jesús, en un montaje con la vaca que ríe, sino que la vaca se ríe porque forma parte del perverso corazón de Pedro, que es así, al revés que el otro: se basa en el odio y no en el amor.
FALTAN dos días para que termine 2024, que ha sido el año de Puigdemont. Nunca con tan pocos escaños se ha mandado tanto en España. Nunca con tan pocos escaños se han cachondeado tanto de las instituciones del Estado. Dice el presidente Sánchez que ellos tienen el BOE y los del PP los bulos. Pero el BOE no lo tiene el Gobierno del PSOE y Sumar, sino que en la redacción del BOE el jefe es Puigdemont con su grupo de Junts, y ahí se publica sólo lo que autoriza este señor. Fue amnistiado, pero no disfruta de la amnistía. Recibió promesas, pero no se ha cumplido ninguna. Así que está como un gato escaldado y con las garras preparadas.
EN este país, la Navidad festiva (no la de lucecitas en las calles) empieza con el sorteo de la Lotería. Dicen los más puristas que comienza mal, con lo material, porque la gente aspira a enriquecerse como primera medida para festejar la llegada de nuestro Salvador al mundo. Pero hay que entenderlo. El sorteo del Gordo de Navidad es como una bolsa de caridad pública, en la que pagamos las limosnas entre todos los participantes. ¿O no es caridad pública que toque el Gordo a los pobrecitos que salen en las fotos y en las imágenes de televisión brindando con cava catalán? Brindar con champán francés sólo lo hacen los ricos que compran los décimos premiados a los pobres. Y esos ricos son los que se van a condenar, según el Evangelio, por hacer fullerías.
HA sido muy criticada la ausencia de representación española en la reapertura de la catedral de Notre Dame, en París, tras las obras de restauración. Al acto asistieron representaciones de unos 40 países, entre ellos el nuevo presidente de los EEUU, Donald Trump, y el de Ucrania, Volodimir Zelenski, que todavía tiene una guerra en su territorio. Sorprendió que no acudiera nadie de España, un país vecino de Francia, para un acto que supone no sólo la apertura de un grandioso monumento, restaurado a base de colaboración público-privada, tras el incendio que sufrió. También supone la reapertura para el culto católico de una catedral histórica en el corazón de Francia.