NI Feijóo, ni Sánchez. Estas elecciones las ha ganado Cataluña y las ha perdido Madrid. Estas elecciones las han ganado los que apostaron por el voto útil al PSC, y las han perdido los de Vox y quienes achucharon al pit bull desde Madrid. Porque en el final de la campaña se dedicaron a asustar a los catalanes; y porque les dijeron que con Vox se iban a enterar. Para entender a Cataluña hay que vivir allí, o hablar con el Círculo de Economía. Y donde menos se entiende a Cataluña es en Madrid. Aunque eso se sufre en el resto de España.

NO importa si le toca a Feijóo o a Sánchez. El próximo presidente del Gobierno, si lo hubiere, a partir de enero de 2024, deberá aprobar la implantación de peajes en autopistas y autovías de España. Le guste o no. Negarlo en la campaña no significa nada. Ya llegará el momento. Conviene recordar que el primero en anunciarlo fue Pere Navarro, director general de Tráfico. Por tanto, no era “una mentira de Feijóo”, sino que lo dijo un alto cargo del Gobierno. Esa misma tarde lo desmintió, se supone que después de ser abroncado por sus jefes, que temían que les estropeara la campaña. Pedro Sánchez dijo que era falso y que no cobrarán más peajes. ¿Otra mentira? La CE recordó que los peajes forman parte de los compromisos de España para recibir fondos europeos.

SI un extraterrestre visitara este país, pensaría que el partido llamado PSOE ganó las elecciones del 23-J con mayoría absoluta, y que tiene garantizados cuatro años de sueldos en el Gobierno. El extraterrestre, viendo a la ministra María Jesús Montero y al ministro Miquel Iceta bailando y dando botes, no entendería que esa alegría era ficticia. Es cierto que el sanchismo ha salvado los muebles de Ferraz y el querido líder se ha venido arriba cuando peor lo tenía. Pero la realidad es como es, aunque la cuenten al revés. La realidad es que España, después del 23-J, es un país ingobernable. Porque no es lo mismo formar un Gobierno que gobernar.

Al PP y al PSOE, con visión partidista, lo que les interesaría, es decir a lo Unamuno: “¡Que gobiernen ellos!”. Quien gobierne este invento se va a quemar para las siguientes elecciones, que no tardarán demasiado. Y eso parece que nadie lo tiene en cuenta, porque la ambición ciega a los codiciosos. Tampoco se valora que los separatistas de Cataluña han recibido en el 23-J menos votos que nunca en el siglo XXI, y sólo cuentan con 14 escaños (entre ERC, Junts y la CUP han perdido 9), aunque estarán en mejores condiciones de chantajear, si hay un cantamañanas que resucita a Puigdemont, cuando ya era un cadáver político abandonado en Waterloo.

Este resultado es mortal para quien gobierne. Un Gobierno del PSOE con Sumar (antes Unidas Podemos) sólo llegaría a 152 escaños. A 24 escaños de la mayoría absoluta. Incluso apoyado por Frankenstein resucitado, tendría garantizada la pérdida de muchas votaciones en el Congreso. Y perderían todas en el Senado, donde el PP cuenta con mayoría absoluta.

Feijóo se debe presentar a la investidura por dignidad, porque el candidato siempre fue el más votado. Y para retratar al PSOE y a Vox. Pudiera darse el caso de que le falten sólo 4 votos para ser investido presidente. Sería una forma honrosa de perder. Por el otro lado, puede ocurrir que Pedro Sánchez consiga los votos suficientes para formar Gobierno. Pero, en el día a día del Congreso, va a tener garantizada una oposición que le ganará en cuanto se le descuelgue un grupo o hagan rabonas 5 diputados. Ya que, entre el PP, Vox y Ciudadanos tenían 151 escaños, pero ahora entre el PP, Vox y UPN suman 171. En esas condiciones no se puede gobernar decentemente.

Que gobiernen los otros es ideal para el PP o el PSOE. Pero lo mejor para España es que convoquen otras elecciones.

José Joaquín León

PRONTO se conocerán las consecuencias de convocar elecciones el 23 de julio. Se ha batido el récord de votos por correo, con más de 2,6 millones de electores postales. En algunos municipios las han pasado canutas para formar las mesas, ante la avalancha de peticiones de renuncia. Pero hay más: en el sector hotelero de la costa se detecta preocupación, ya que las reservas han disminuido en julio y se vinieron abajo tras el anuncio de la convocatoria electoral. Con eso no se quiere decir que la culpa sea sólo de Sánchez, por la fecha de las elecciones, sino que el frenazo al turismo de julio, que ya se estaba gestando, se ha incrementado.

EL barómetro del cambio no se mide en el PP, sino en el PSOE. Quizá se le ha dado más importancia de la que realmente tiene al debate del cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Es evidente que el líder del PP ha salido reforzado. El 70% ya lo ve como futuro presidente, según algunas encuestas. Feijóo llegará con el viento a favor, y eso suele ser el preámbulo de la victoria. Es lo que le sucedió a Juanma Moreno. Hay un porcentaje de votantes, nada desdeñable, que apuesta al caballo ganador. Pero ha surgido otro indicio significativo. En el PSOE ya hay militantes con la espada preparada para el corte de cabezas políticas. Porque habrá vendettas, si Sánchez pierde y el PSOE sale de la Moncloa.