HOY se celebra el Cabildo de Toma de Horas para aprobar los horarios e itinerarios de la Semana Santa de 2024. En realidad, el cabildo es ya sólo un rito, en el que las autoridades civiles y religiosas cumplen el formalismo de firmar la nómina y pronunciar un discurso. Avalan lo aprobado previamente por el Consejo de Hermandades, que no siempre es lo que preferiría el citado Consejo, ya que los horarios de algunos días han sido decididos por los hermanos mayores (por unanimidad o por mayoría), según los requisitos acordados. ¿Son mejorables los horarios e itinerarios de 2024? Seguro que sí, todo es mejorable. Aunque nadie tiene una varita mágica. Dependen de un tiempo y un espacio que son finitos, y que cuentan con limitaciones.

ES un fenómeno que se deberían tomar más en serio. Hace ya ocho años que el Arzobispado de Sevilla invitó a las asociaciones civiles cofradieras, popularmente conocidas como piratas, a iniciar los trámites partiendo de cero. Sin embargo, desde entonces, la situación no ha mejorado, sino que ha empeorado. Y está en el trance de ser todavía peor. Supongo que el arzobispo, don José Ángel Saiz, conoce bien este fenómeno. En su anterior destino, en la diócesis de Barcelona, han proliferado las procesiones civiles y las asociaciones piratas, no sólo de penitencia, sino también rocieras, al margen de los vínculos religiosos oficiales. En Barcelona, les echan las culpas a los curas, porque dicen que no les gustan las cofradías. Yo conozco a algunos obispos catalanes, y me consta que se vuelven encantados cuando vienen a Sevilla.

COEXISTEN el Vía Crucis de las Hermandades y los ordinarios (se celebran todos los años) con los extraordinarios (se organizan con motivo de alguna efeméride). Igual que sucede con las coronaciones canónicas, un sector de cofrades estima que hay un abuso de cultos extraordinarios, salvo si está protagonizado por su hermandad. Esto no es nuevo, pero llama la atención que hayan sido cuestionados los ejercicios penitenciales. Un Vía Crucis se puede rezar en el interior de un templo, no hace falta salir. Sin embargo, se supone que también debe servir para atraer ovejas descarriadas al redil y ser un testimonio de fe. Para eso es importante no distorsionar su carácter de culto externo.

EN 2024 se cumplirán 40 años desde que publiqué por vez primera un artículo de cofradías titulado La Campana. Todavía faltan unos meses para el cumpleaños, porque el primero apareció en noviembre. Como la Cuaresma dura 40 días, la cifra tiene algún simbolismo. Si recuerdo este detalle personal, es como un homenaje al fallecido Antonio Burgos, entonces subdirector de ABC de Sevilla, que fue quien me pidió que escribiera esa columna. Yo no quería, porque prefería pedirme vacaciones en Semana Santa y verla como Dios manda. Pero había aprendido mucho de Burgos, también de cofradías, y era mi jefe, así que no le podía decir que no. La Campana se publicó en ABC durante 15 años. Y después ha seguido durante 25 años en Diario de Sevilla, desde que este periódico empezó a publicarse en 1999.

EN los últimos meses, Manolo Rodríguez sabía lo que le esperaba. Su última estación de penitencia la cumplió el pasado Sábado Santo. Asistió a su última procesión eucarística de impedidos por las calles de San Lorenzo el domingo 21 de mayo. Su último acto de confraternidad en la Hermandad de la Soledad lo vivió el viernes 30 de junio. Manolo estuvo sentado en una silla de la casa de hermandad y todos sabíamos que el tiempo se nos escapaba. Era el dolor de una despedida temida, que se ha consumado un mes después. Otro viernes, el 28 de julio, Manolo Rodríguez está en San Lorenzo a los pies de la Soledad. Su hermandad, su Virgen, a la que nunca abandonó. Para mí es muy difícil escribir este artículo. Manolo Rodríguez era mucho más que un amigo y un hermano soleano. Era uno de los cofrades de los que más he aprendido. Era un modelo a seguir, una referencia, un ejemplo. A veces, sin necesidad de hablar, con una mirada, ya sabíamos lo que estábamos pensando.