SON días de pregones abundantes y de rimas sencillas. Así, pues, esto de “Koldo, échame el toldo”, es como lo de “Currito dale al botoncito” de Quitasol, que empezó Antonio Somoza y se popularizó con la narrativa de José Antonio Sánchez Araujo. Hoy en día, para los toldos, se puede cambiar a Leopoldo por Koldo, que tiene nombre de ariete rompedor. Y esto lo digo porque Koldo pudo ser una mina para Sevilla. Si en vez de mascarillas, hubiera vendido toldos, más se hubiera forrado. Hubiera dejado Sevilla a la sombra. Y esto lo digo porque aquí gusta mucho un toldo, pero no siempre se colocan a tiempo. No son como las mascarillas, que se colocaron con rapidez a las buenas amistades.

TAN acostumbrados estamos a que los nuevos proyectos en Sevilla salgan mal que apenas se le presta atención cuando uno va adelante. Es lo que ocurre con el proyecto para la antigua fábrica de tabacos de Altadis y sus terrenos anexos. El 20 de febrero fue firmada la donación de la capilla a la Hermandad de las Cigarreras, gracias a las gestiones realizadas con la empresa KKH Property Investors, que fue la adjudicataria, y que tiene experiencia de remodelaciones en Madrid y Barcelona. Ante notario, firmaron la donación el presidente de la empresa, Josep María Farré, y el hermano mayor de las Cigarreras, José García Pastor, acompañados por el alcalde, José Luis Sanz. Porque no es una cesión, sino una donación. Significa que la hermandad, después de casi 60 años de estancia en esa capilla, por fin posee una sede propia, para arraigar y crecer en Los Remedios. Aunque eso es sólo la parte cofrade. Hay mucho más para la ciudad.

ES lógico que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, y su entorno se hayan mosqueado por la campaña que lanzó el PSOE, titulada “Moreno Bonilla, yo NO te creo”. Y no es sólo porque hayan utilizado el lema que en su día difundieron las feministas en apoyo de la víctima de la Manada. Lo peor es que está enfocado con toda la intencionalidad, para apropiarse, una vez más, del feminismo. Puesto que no es sólo el lema anti-Manada lo que utilizan. También hay un fondo morado que remite a lo mismo: el PSOE está con las feministas, y el presidente de la Junta, supuestamente, estaría con el machismo de la Manada. Una indignidad absoluta, para confirmar el cariz rastrero y asqueroso que está adoptando la política en los últimos tiempos.

LA propuesta del alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, para que el acceso a la plaza de España sea de pago (excepto para los sevillanos) no es una locura. Se ha presentado como una ocurrencia demencial. No es eso. Se puede estar a favor o en contra, pero no es absurdo. Por supuesto que a todos nos gusta que las visitas a monumentos sean gratis, sobre todo cuando viajamos, puesto que aquí el sevillano recibe ventajas. Algunos sevillanos no visitan una exposición, ni un monumento, aunque les salga gratis, pero protestan indignados, porque protestar es bonito. El origen del mal es obvio: esta iniciativa del alcalde no es progresista.

ASOMBRADO estoy con la confusión de estos tiempos perversos. Estupefacto estoy porque muchos que se rasgaron las vestiduras con un cartel de la Semana Santa de Sevilla no hayan protestado por el cambio de sexo de una santa que salió en un paso de la Semana Santa de Sevilla durante 25 años. ¿Y qué me dicen de esos restauradores que encuentran una policromía del del XVII o el XVIII que estaba debajo de tres policromías posteriores? ¿No se han enterado? ¿O se callan porque esa tropelía no ha sido cometida por un imaginero? La granadina que ha perpetrado esa transformación se anuncia como especialista en conservación y restauración de obras de arte. Pues ya ven cómo las conserva y las restaura. Entró en su taller como Magdalena y salió como Juan.