SIEMPRE se consideró gaditano en Cádiz, aunque era sevillano. Siempre consideró que Cádiz le había tratado con más cariño que Sevilla, y lo dijo muchas veces. Antonio Burgos no quiso una calle en la ciudad donde nació, cuando el proceso se puso en marcha lo frenó, pero estaba orgulloso de tenerla junto a la Caleta, en el rompeolas de su Cádiz viñero, y de ser Hijo Adoptivo gaditano. Yo, que tantas veces vi de cerca su amor por Cádiz, podría escribir mil y un artículos sobre la gaditanía de Antonio Burgos, pero hoy sólo voy a recordar algunas de sus aportaciones gaditanas esenciales, que nos deben quedar en el recuerdo:

DESDE hace muchos años, no se ha visto aquí una obra pública con tanta celeridad como la del Eurovelo 8, entre Cádiz y San Fernando. Habían protestado los ecologistas, pidiendo la paralización de las obras, y antes de que dijeran pío, pío los chorlitejos, ya estaban terminadas. Sanseacabó… Han quedado bastante bien. Y, si algunos de los protestantes se dan una vueltecita por allí, verán que ya hay ciclistas, runners y caminantes. Y que las dunas de Cortadura están cercadas y no se pueden pisotear, ni convertirse en refugio para el vicio, como antes. En este caso, la Junta de Andalucía se ha comportado como era debido. La obra tenía el dinero europeo concedido por Bruselas. Así que vámonos que nos vamos.

LOS datos del INE para el último censo municipal, fechados a 1 de enero de 2023, son concluyentes. Cádiz perdió 1.208 habitantes el año pasado y es la penúltima capital de provincia de Andalucía en población. Está ya a menos de 400 habitantes por encima de Jaén, que es la capital andaluza menos poblada. Pero con la diferencia de que la capital jiennense va hacia arriba, mientras que Cádiz sigue hacia abajo. Con estos datos, se consolida la tendencia cangrejera de ir para atrás, a pesar de las promesas de Adelante, el grupo que sostenía a Kichi, con el apoyo de toda la izquierda gaditana, incluido el PSOE, que le ayudaba cuando le hacía falta. Las promesas fracasaron en casi todo. También en el objetivo de que volvieran los jóvenes y Cádiz rompiera la tendencia a perder población.

EN este país, desde mi más tierna infancia, he podido observar que los árbitros son considerados unos malvados. Lo realmente admirable es que todavía existan árbitros, y no se hayan extinguido como los dinosaurios. Incluso hay uno retirado, Antonio Mateu Lahoz, que después de quedar defenestrado por su arbitraje en el Argentina-Holanda del Mundial de Qatar, dijo que se podía presentar a presidente de la Federación Española de Fútbol, si no había otro mejor. Hubiera sido un curioso sucesor de Luis Rubiales. Con eso vemos que los árbitros no tienen conciencia de las tropelías que cometen. El Cádiz está que trina con los últimos arbitrajes que ha sufrido. Y eso es temible, porque cada vez que trinan y los ponen a parir, aumenta la tragedia.

TODOS los años, cuando inauguran la iluminación navideña, se especula con la evolución del comercio en Cádiz. La capital fue una ciudad comercial, pero ha ido a menos, ya que los principales centros comerciales del entorno de la Bahía están en Jerez de la Frontera y San Fernando. En Cádiz, no existe ningún gran centro comercial al estilo de Bahía Sur, que funciona como tal para la capital. Y fracasó la intención inicial de arropar al CC Bahía de Cádiz, de El Corte Inglés, con un entorno adecuado en el barrio de Astilleros, donde Inditex instaló tiendas y donde primero inició su espantá de Cádiz. Ahora el comercio gaditano, como la ciudad, se divide entre el centro histórico y los extramuros. El Corte Inglés se quedó junto al puente nuevo, como una isla, que funciona por sí misma.