SEAMOS serios, por favor, que ya no estamos en Carnaval. Es cierto que el tiempo de la Pascua florida también debe ser alegre. Pero que no nos cuenten monsergas. En la provincia de Cádiz no puede haber restricciones el próximo verano, excepto que la política del agua sea desastrosa. En cuyo caso, el problema es humano, no divino. Venimos de una Semana Santa en la que Grazalema ha batido el récord de España de lluvias, con cerca de 500 litros por metro cuadrado. Venimos de una Semana Santa en la que el pantano de Los Hurones se llenó y ha comenzado a desembalsar agua hacia el de Guadalcacín. Venimos de una Semana Santa en la que el río Guadalete parecía el Danubio, por no decir el Ebro, que es el río que más agua desperdicia en España. Venimos de una Semana Santa en la que el Señor Despojado salió el Domingo de Ramos y volvió el Domingo de Resurrección. Venimos del diluvio, pero sin Noé.

Noé tenía nombre de vino de González Byass, aunque no era jerezano. También ha llovido lo suyo (y un poco más) en Jerez, que está cerquita de la Sierra, donde Grazalema ha vuelto a responder a su legendaria fama. En Grazalema cuando llueve es que llueve de verdad. Cerca de Grazalema está Los Hurones. Venimos de una temporada de sequía, pero en Semana Santa los embalses de Andalucía occidental han mejorado sus reservas en torno al 20%. Algo que no esperaban ni los más optimistas, ni los que se alegran cuando llueve en Semana Santa.

Hombres de poca fe. ¿No habéis oído que se dijo “Pedid y se os dará”? En las misas se viene pidiendo por la necesaria lluvia y por el fin de la sequía desde el año pasado. Ha ocurrido lo que era justo y necesario. Podéis ir en paz y demos gracias a Dios. La Semana Santa es el colofón del tiempo cuaresmal, que es el tiempo de la penitencia. Hay que decirlo muy claro: gracias a esa penitencia, gracias a que nos ha sido concedido el don de la preciada lluvia, el PIB andaluz va a subir un 1% y ustedes se podrán duchar en verano como Dios manda.

Porque si en verano hay restricciones, ya no sería penitencia, sino masoquismo, que es el regocijo procaz en el sufrimiento. Por decirlo más claro; sería una puñetería, ya que ha llovido. Y no se puede sostener que seguimos en periodo de sequía cuando la pluviosidad de este año no es baja. El arrastre de la sequía no es como el arrastre de los puntos del Carnaval. Si se desembalsa agua es porque el pantano está lleno. Y si ponen restricciones, será por una lamentable gestión del agua. La lluvia de Grazalema merece ser patrimonio de la humanidad.

José Joaquín León