LA llegada del nuevo Papa León XIV ha causado una gran expectación. En ese afán de saber más de su trayectoria y sus vivencias, se han resaltado sus vínculos con España. Se llama Robert Francis Prevost Martínez; y aunque nació en Chicago, su madre tenía ascendencia española. También se ha sabido que ha visitado España en varias ocasiones, todas relacionadas con los agustinos. El cardenal Prevost ejerció como prior general de la Orden de San Agustín desde 2001 a 2013. Y es curioso que estuvo de visita en Cádiz en 2007 para conocer el convento y la iglesia de San Agustín. Aunque la mayoría de sus viajes a España se debieron a la presencia de los agustinos en colegios católicos. La educación religiosa ha sido una de sus principales preocupaciones y será una de sus referencias pastorales.

CUANDO falleció Francisco, algunos destacaron que había sido un Papa “que hablaba en español”. Por ningunear su legado y los cambios que alentó en la Iglesia, con un talante que algunos consideraron progresista, según su visión simplista del mundo. Pues bien ayer fue elegido otro Papa que habla español, aunque con acento guiri. En su primera alocución, Roberto Francisco Prevost Martínez, en adelante León XIV, habló de la paz y la justicia en el mundo, de la sinodalidad, y elogió a Francisco, que lo nombró cardenal. Lo dijo en italiano y también habló en español para recordar a sus fieles de Perú. Tiene la nacionalidad peruana, además de la estadounidense. Allí se curtió como misionero agustino. Es un Papa que aparecía en las quinielas vaticanistas en un segundo plano, como outsider.

HOY comienza el cónclave para la elección del nuevo Papa. Donald Trump no está entre los candidatos, aunque le gustaría. Ha dado la vuelta al mundo ese montaje en el que aparece disfrazado de papa, que realizó con ayuda de la inteligencia artificial. De inmediato se formó bastante revuelo, aunque no tanto como si se hubiera disfrazado de ayatolá iraní, en cuyo caso se hubiera considerado una ofensa intolerable. El mismo Trump dijo que era una broma. Y como tal se la ha tomado casi todo el mundo. Aunque la Conferencia Episcopal de EEUU indicó que era una falta de respeto. En este caso, lo que se debe añadir es que Donald Trump ha tenido una mentalidad carnavalesca. Pues lo que hizo es propio de un cuarteto. Lo único que le faltaba a Trump era imitar al Libi, pero de todo se aprende.

TODAVÍA se está hablando del Gran Apagón del lunes pasado. Y hay cuestiones que no se han aclarado y que dejaron perplejas a muchas personas en la provincia de Cádiz. Por ejemplo, las diferencias a la hora de recibir la electricidad, con varias horas de tardanza según los municipios. Incluso en la Bahía de Cádiz resultó extraño el horario tan anómalo. ¿Respondió a criterios técnicos y estratégicos, o se debió al azar, o incluso a la calidad de las infraestructuras? Lo cierto es que, entre Jerez y Puerto Real, las que salieron mejor paradas, y San Fernando, la peor parada, hubo más de 10 horas de diferencia, lo que resulta raro.

VELAD, porque no sabéis ni el día ni la hora. Velad nos suena a vela. Todo está escrito en las sagradas escrituras. El Apocalipsis también. Algunos decían: “Esto debe ser el fin del mundo”. No hace falta que venga un Papa negro, Francisco era jesuita. Estaban las tertulias llenas de vaticanistas, pero de inmediato se reconvirtieron en electricistas. Como dijo un tertuliano, “yo no soy vaticanista, ni entiendo de electricidad”. La gente opina de todo, sin saber de nada. Y no se escucha, esto último lo advirtió el Papa Francisco. Hay que escuchar. Sí, pero no dijo que para escuchar hace falta que alguien diga algo. Y un transistor con pilas, como los de nuestros abuelos para escuchar el parte de Radio Nacional.