DESPUÉS de Rafael Alberti y José María Pemán, que eran de otra generación anterior, el escritor gaditano más importante del siglo XX es Fernando Quiñones. Desde el pasado noviembre, y hasta diciembre de 2024, se conmemora un año de homenajes a Quiñones, al cumplirse los 25 años de su fallecimiento. Debería servir para ponerlo en su pedestal, que es el de un gran escritor. Quizás injustamente minimizado en su posteridad por diversas cuestiones, entre ellas que se le suele mencionar como escritor chiclanero o escritor gaditano; y, siendo verdad, se le queda corto, porque simplemente era escritor. Tampoco le beneficia su campechanía, y que en Cádiz lo conocía todo el mundo. Una cercanía que parece impropia de los genios. Pues se supone que un genio debe estar oculto en la lámpara (o donde sea) y salir poco.

FLUYE el tiempo, que marca su propio ritmo, quizás el único que realmente existe. Al terminar las fiestas navideñas, en Cádiz no se sube la cuesta de enero, ni la gente se distrae demasiado con las rebajas, sino que vuelve sus ojos hacia Onda Cádiz TV y Canal Sur, o sintoniza las emisoras de radio (eso era lo más clásico) para seguir el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas en el Gran Teatro Falla. Desde anoche se ha abierto una cuaresma profana de coplas, con un concurso que se prolonga durante un mes, más el epílogo en las calles, que es el verdadero Carnaval del calendario. Los más aficionados dicen que por fin ha empezado lo bueno. Y los más derrotistas que esto es el opio de Cádiz. Probablemente, no sea lo uno, ni lo otro. Pero afronta un año especial.

EL Ayuntamiento de San Fernando comprará el cine Alameda para reconvertirlo en auditorio. Parece un Ayuntamiento rico, porque justo en el Black Friday aprobó la construcción de dos estadios (el de Bahía Sur, que será remodelado para el fútbol, y el de Camposoto, para atletismo) por importe de 15 millones de euros. Construir dos estadios por 15 millones recuerda viejos tiempos, cuando no se redondeaba todo. Consideren que la remodelación del edificio de Valcárcel, para trasladar la facultad de Ciencias de la Educación desde Puerto Real, iba a costar 40 millones (o ya serán 50 millones, porque suben los millones cada trimestre). Y, con ese dinero, en San Fernando, construirían seis estadios, como poco. A ver si aprendemos para el pabellón Portillo, que también lo van a reconstruir en Cádiz.

DESDE el siglo pasado se habla y se escribe de la gran ciudad de la Bahía de Cádiz. Es como el castillo de San Sebastián, el hospital de Puntales, o el edificio de Valcárcel, que aparecen de vez en cuando entre los temas de actualidad locales, y desaparecen sin dejar huella a los pocos días. La gran ciudad de la Bahía estuvo en el centro de las polémicas a finales del siglo pasado. Cuando Alfonso Perales era consejero en la Junta de Andalucía intentó activar las áreas metropolitanas, entre ellas, la de la Bahía de Cádiz, la del entorno de Sevilla y la Costa del Sol malagueña, que son las tres grandes áreas metropolitanas de Andalucía. De aquellos intentos quedaron algunas mancomunidades y algunas colocaciones.

RESULTA sorprendente que en Cádiz apenas se hable de innovación y desarrollo. Investigar, lo que se dice investigar, se investiga en algunos laboratorios de la Universidad de Cádiz, que ha participado en proyectos importantes. Pero en la UCA, lamentablemente, lo que más llega a la opinión pública es el conflicto de Valcárcel para trasladar una facultad de Puerto Real a Cádiz. Es curioso, porque en Málaga presumen mucho de su parque tecnológico, y en Sevilla de las investigaciones en La Cartuja. Y así en otras ciudades andaluzas. El Ayuntamiento de Granada presentó un proyecto para convertirla en “ciudad de la ciencia y la innovación”. Y todo en ese plan. Por eso, llamó la atención el Foro de Economía Azul que organizó la Zona Franca de Cádiz, que debería marcar un punto de inflexión.