AL morir los escritores, las editoriales suelen tener el fino detalle de reeditar sus mejores obras. Esperemos que suceda esto con Antonio Burgos. Y no por un oportunismo fúnebre, sino porque ya no podrá aumentar una aportación tan sobresaliente para nuestra Andalucía. Entre sus obras, siempre destacarán las sevillanas. Pero tampoco se deben olvidar las gaditanas. El Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla publicó en 2018, en su colección de bolsillo, un libro titulado Discursos entre Sevilla y Cádiz, de Antonio Burgos. Incluía seis textos sobre Sevilla y nueve textos sobre Cádiz, rematados con el Pregón del Carnaval de 1988. En ellos, está el espíritu del mejor Burgos. Como lo está en las antologías de sus artículos.

SIEMPRE se consideró gaditano en Cádiz, aunque era sevillano. Siempre consideró que Cádiz le había tratado con más cariño que Sevilla, y lo dijo muchas veces. Antonio Burgos no quiso una calle en la ciudad donde nació, cuando el proceso se puso en marcha lo frenó, pero estaba orgulloso de tenerla junto a la Caleta, en el rompeolas de su Cádiz viñero, y de ser Hijo Adoptivo gaditano. Yo, que tantas veces vi de cerca su amor por Cádiz, podría escribir mil y un artículos sobre la gaditanía de Antonio Burgos, pero hoy sólo voy a recordar algunas de sus aportaciones gaditanas esenciales, que nos deben quedar en el recuerdo:

DESDE hace muchos años, no se ha visto aquí una obra pública con tanta celeridad como la del Eurovelo 8, entre Cádiz y San Fernando. Habían protestado los ecologistas, pidiendo la paralización de las obras, y antes de que dijeran pío, pío los chorlitejos, ya estaban terminadas. Sanseacabó… Han quedado bastante bien. Y, si algunos de los protestantes se dan una vueltecita por allí, verán que ya hay ciclistas, runners y caminantes. Y que las dunas de Cortadura están cercadas y no se pueden pisotear, ni convertirse en refugio para el vicio, como antes. En este caso, la Junta de Andalucía se ha comportado como era debido. La obra tenía el dinero europeo concedido por Bruselas. Así que vámonos que nos vamos.

LOS datos del INE para el último censo municipal, fechados a 1 de enero de 2023, son concluyentes. Cádiz perdió 1.208 habitantes el año pasado y es la penúltima capital de provincia de Andalucía en población. Está ya a menos de 400 habitantes por encima de Jaén, que es la capital andaluza menos poblada. Pero con la diferencia de que la capital jiennense va hacia arriba, mientras que Cádiz sigue hacia abajo. Con estos datos, se consolida la tendencia cangrejera de ir para atrás, a pesar de las promesas de Adelante, el grupo que sostenía a Kichi, con el apoyo de toda la izquierda gaditana, incluido el PSOE, que le ayudaba cuando le hacía falta. Las promesas fracasaron en casi todo. También en el objetivo de que volvieran los jóvenes y Cádiz rompiera la tendencia a perder población.

EN este país, desde mi más tierna infancia, he podido observar que los árbitros son considerados unos malvados. Lo realmente admirable es que todavía existan árbitros, y no se hayan extinguido como los dinosaurios. Incluso hay uno retirado, Antonio Mateu Lahoz, que después de quedar defenestrado por su arbitraje en el Argentina-Holanda del Mundial de Qatar, dijo que se podía presentar a presidente de la Federación Española de Fútbol, si no había otro mejor. Hubiera sido un curioso sucesor de Luis Rubiales. Con eso vemos que los árbitros no tienen conciencia de las tropelías que cometen. El Cádiz está que trina con los últimos arbitrajes que ha sufrido. Y eso es temible, porque cada vez que trinan y los ponen a parir, aumenta la tragedia.