SE suele atribuir a San Ignacio de Loyola la frase “en tiempos de tribulación, no hacer mudanza”. Sin embargo, lo que escribió en la regla quinta de la primera semana de sus ejercicios espirituales fue: “En tiempos de desolación nunca hacer mudanza”. En Cádiz le llevan la contraria a San Ignacio de Loyola y no paran de hacer mudanzas culturales. De modo que la gente va despistada, y ya no sabe dónde está cada organismo o asociación, ni siquiera si está. En Cádiz, además, o no hay nada, o convocan cuatro actos culturales el mismo día a la misma hora, como ocurrió el miércoles. Siendo así que suelen ir los mismos a todo, o a nada, según el día y la hora. Ustedes no lo entienden, yo tampoco. Pero voy a seguir, a ver si nos aclaramos.

En tiempos de Kichi empezaron las mudanzas, pero con Bruno han seguido. A Kichi le dio coba Eduardo González Mazo con el edificio del antiguo Gobierno Militar, llamado entonces Centro Cultural Reina Sofía, y que ahora es el Rectorado de la Universidad de Cádiz. Fue una operación estupenda para la Universidad y nefasta para el Ayuntamiento, ya que a cambio recibió el edificio del antiguo Rectorado, en la calle Ancha, que es peor. Y ahora casi todo lo que estaba antes en el actual Rectorado ha ido al antiguo. O sea, que hubiera sido preferible dejarlos donde estaban y ahorrarse la mudanza.

Tras la permuta, resulta que el antiguo Rectorado de la calle Ancha se ha convertido en un depósito cultural. Allí se mudó la Fundación Carlos Edmundo de Ory, que estaba en el Centro Reina Sofía. Allí se muda provisionalmente la Real Academia de Bellas Artes, que tiene una sede ruinosa en el Museo de la plaza Mina. Allí se muda provisionalmente la sede de los Amigos de Quiñones, que estaban en el baluarte del Orejón, pendientes de obras. Y se intuyen más mudanzas.

Puede que no se vaya allí lo que se mudó a la Casa de Iberoamérica. La colección de Juan Luis Vassallo, que estaba en el Centro Reina Sofía, se mudó a la Casa de Iberoamérica. La sede y biblioteca de la Real Academia Hispano Americana, que estaba en el Centro Reina Sofía, se mudó a la Casa de Iberoamérica.

El Casino Gaditano, que está cerrado, aunque acoge a la tertulia Delgado Lallemand, no se ha mudado, pero su biblioteca se muda al Museo de las Cortes, en Santa Inés. El Casino estuvo a punto de ser desvalijado, aprovechando esos andamios que parecen colocados para los cacos.

“Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza”, escribió Santa Teresa. Otra santa que no era gaditana.

José Joaquín León