EL Cádiz ha ascendido a Primera con justicia y por méritos propios. Es más, debió ser campeón de la Liga Smartbank. Dando esto por supuesto, también hay que añadir otros detalles que explican lo ocurrido. Ha sido una temporada muy diferente de lo habitual. La suspensión de la competición en marzo concluyó con una miniLiga de 11 partidos finales que han   alterado la competición. Con nuevas reglas, como los cinco cambios, y con unos protocolos por el Covid-19 que estallaron en la última jornada, con el escándalo del Fuenlabrada. Esa anormalidad (la interrupción y la Liga sin público y con nuevas normas) ha producido estragos en el rendimiento de los equipos que peor se adaptaron.

Ha sido la Liga más rara e igualada de los últimos años. Los 50 puntos míticos no han sido suficientes. Los alcanzó el Numancia, que ha descendido. Se podría descender con 51, si le dieran por ganado el partido aplazado al Deportivo. Por el contrario, con los 69 puntos que consiguió el Cádiz, no hubiera ascendido en las tres temporadas anteriores que disputó en Segunda, desde que ascendió en 2016 con Álvaro Cervera.

En 2017, 2018 y 2019, el Cádiz terminó siempre con 64 puntos. En 2017 fue quinto y disputó el play off de ascenso, pero en 2018 quedó noveno y en 2019 fue séptimo. Esta temporada, con 69 puntos, le ha dado para ser subcampeón y subir. En las tres ligas anteriores, nadie ascendió a Primera directamente con 69 puntos. En 2019, ascendieron Osasuna con 87 puntos y Granada con 79. En 2019, lo consiguieron Rayo Vallecano, con 76 puntos y Huesca con 75. En 2017, Levante con 84 puntos y Girona con 70. En 2019, con 69 puntos ascendió el Mallorca, pero en las eliminatorias y tras ser quinto. En las dos temporadas anteriores subieron a Primera en las eliminatorias el Valladolid con 67 puntos (quinto) y el Getafe con 68 puntos (tercero).

La puntuación final del Cádiz, en circunstancias normales, no daba para un ascenso directo, sino para el play off. Sin embargo, al final de la primera vuelta llegó con 43 puntos, que sí eran números de un campeón. En la segunda vuelta (incluido el final del coronavirus) sólo consiguió 26 puntos,.

El rendimiento de la plantilla ha sido irregular. El buen arranque inicial, los éxitos de octubre y noviembre, aportaron un colchón de puntos que fue decisivo. La lesión de Garrido perjudicó a la larga, y se le echó en falta, sobre todo para los 11 últimos partidos. Los fichajes de invierno (con refuerzos como Pombo, Álvaro Giménez y Malbasic) aportaron pocos puntos y pocos goles. Y los han fichado a todos para Primera, a pesar de que no han destacado en Segunda.

Entre los mejores, estuvo el Choco Lozano, que marcó goles valiosos. También los consiguió Álex Fernández, que fue máximo goleador y el mejor de la temporada. Atrás fue esencial la defensa formada por Iza, Cala, Fali y Espino. Con Marcos Mauro al quite. El bajón final de Fali se notó. El papel de Alberto Cifuentes merece elogios, por su edad y porque no se lesiona nunca. Sin ser su mejor año, aportó seriedad a la portería.

El ascenso es justo. Y la excepcionalidad obliga a no dejarse llevar por un optimismo suicida.

José Joaquín León