SE veía venir que pasaría lo que pasó, porque todavía siguen mentalmente (y en la práctica) en Segunda División. Con una plantilla que no está a la altura, con un planteamiento táctico prehistórico y con errores propios del fútbol modesto. Lo peor no fue empezar con una derrota, ni que el Osasuna ganara por 0-2 aprovechando las dos únicas ocasiones claras de que dispuso. Lo peor fue la sensación de inferioridad, la falta de ideas, y la evidencia de que el rival estaba ganando casi sin despeinarse. Pocos se salvaron en este mal debut, que obliga a una rectificación a fondo para no hacer el ridículo.

El coronavirus también ha afectado al Cádiz, privándole de su entrenador, Álvaro Cervera, y de futbolistas llamados a ser titulares, como el portero Jeremías Ledesma, o el mismo Álex Fernández, que sólo jugó la última media hora. El Cádiz debutó en Primera con Negredo y diez futbolistas más que jugaban la pasada temporada en Segunda. De los cuales cuatro (David Gil, Bodiger, Sergio y Pombo) incluso eran suplentes en el Cádiz. Ese era el inquietante nivel del equipo que compareció. Y que volvió a jugar con el viento de levante a favor en el primer tiempo, como en los tres últimos partidos que ha perdido en Carranza. No parece casualidad.

El Cádiz empezó con cuatro defensas y un trivote defensivo (Sergio, José Mari y Bodiger). A pesar de que la consigna era cuidar la portería, encajaron un gol a los 10 minutos en un contragolpe. Tras un balón que le robó Oier a Sergio González, en un fallo de futbolista verde para esta categoría, con un pase en profundidad a Adrián, que definió muy bien, con la colaboración involuntaria de Iza Carcelén, que rompió el fuera de juego y no logró frenarlo en la contra. Preocupante partido de Iza, que fue de los mejores la temporada pasada, pero que ayer falló en ambos goles y dejó muchas dudas.

Con el partido en contra, en el Cádiz sólo Pombo lo intentaba con criterio. Fútbol en la peor línea del patadón. A lo que llaman juego directo. Sabiendo que enfrente estaba Aridane (el peor traspaso del Cádiz desde que está la directiva actual, ya que es un futbolista ideal para Cervera) se dedicaron a enviar balones por alto, a mayor gloria de nuestro antiguo central. A Negredo lo pusieron a pelear contra los elementos. Venga por arriba, venga por arriba... Y por abajo, nada. Se fueron al descanso dando lástima.

En la segunda parte entró Malbasic (otro suplente en Segunda) por Bodiger. Los siguientes cambios fueron Jonsson y Álex. Durante unos minutos achucharon y se empezó a rondar el empate en jugadas de Pombo y Salvi y en una falta lanzada por Iza. Pero cuando el Osasuna se estiró sentenciaron el partido. En otro error impropio de Primera, con los centrales incapaces de despejar por alto, y sobre todo con Iza equivocándose otra vez, mirando como Rubén García se lo preparaba y cambiaba el balón para ponerlo imposible a David Gil, que estaba desubicado. Ahí se acabó el partido.

El destino ha querido que el próximo domingo jueguen en Huesca, precisamente contra otro equipo recién ascendido. Con esos aires de Segunda, este Cádiz da muy malas sensaciones.

José Joaquín León