EL Corpus es una fiesta religiosa católica, pero era también una fiesta cívica. Sigue siendo un buen barómetro para tomar el pulso a la ciudad. Porque, de algún modo, refleja el estado de sus hermandades, de la sociedad civil, de las representaciones institucionales, del clero y de las autoridades. En ese sentido, el Corpus de Cádiz ha decaído, si se compara con los de Toledo, Sevilla o Granada, con los que antaño rivalizaba en esplendor. Me estoy refiriendo a otras ciudades españolas (no de marcianos), que se rigen por las mismas leyes y costumbres, y hasta por los mismos partidos políticos, que se comportan en Cádiz de diferente modo.

Cádiz vivió ayer una buena mañana de Corpus, gracias a las hermandades y gracias al público que salió a las calles. Si no fuera por las hermandades y por los gaditanos (los que no renuncian a sus mejores tradiciones ni a su historia) estaría herido de muerte. Si a la procesión le quitamos las hermandades y los niños de primera comunión, ¿en qué se quedaría? Por lo visto, a las instituciones les da vergüenza de acompañar al Santísimo, que va en una de las tres mejores Custodias que hay en España.

La procesión ha mejorado este año. Con los pasitos del Niño Jesús y los santos patronos Servando y Germán, además de la Virgen del Rosario (nuestra Patrona, le pese a quien le pese, que está coronada y condecorada por el amor de miles de gaditanos), la procesión queda más realzada. Todos los pasos iban muy bien adornados de flores: señorial la Patrona con sus rosas; imponente la Custodia. Por el contrario, había pocos altares. Aspecto muy mejorable.

Lo peor fue la representación municipal, que califico como bochornosa. Hay que elogiar a los que fueron: cinco del PP (Teófila Martínez, José Blas Fernández, Paloma Bordons, Fátima Rodríguez y Juan José Ortiz, que portaba el pendón). Los dos caballeros de chaqué, según el protocolo. ¿Y dónde estaban los otros? No me refiero sólo al alcalde de Podemos, que en esto no representa a una gran parte de los gaditanos. También a los del PSOE y Ciudadanos, que van en Sevilla y otras ciudades, pero en Cádiz se hacen los suecos. En Sevilla, el alcalde, Juan Espadas, del PSOE, presidía de chaqué y haciendo reverencias ante los altares.

En la parte institucional, hay que destacar al presidente de la Audiencia y pocos más. Aquí no salen honores militares. Aquí casi todos se escabullen. Así entienden algunos la que fue Fiesta Grande de Cádiz. Así pasa lo que pasa, porque así están las autoridades. El Corpus es como un espejo.

José Joaquín León