NO sé si ustedes están siguiendo el Tour de Francia. Es muy recomendable, ahora que ha terminado el Mundial de fútbol, precisamente con el triunfo de Francia, y algunas tardes ayuda a dormir la siesta. Sin olvidar que en el Tour se aprenden ideas, ahora que en Cádiz hay un nuevo carril bici en un tramo del Paseo Marítimo, y se venden más bicicletas, y cualquiera se cree que es un discípulo de Miguel Induráin. Pues en el Tour, el pasado domingo, camino de Roubaix, los ciclistas se caían uno tras otro, por los adoquines del temido pavés. Y yo les digo mi verdad: el pavés de los adoquines del Tour es una porquería al lado de lo que hay en Cádiz.

Con esto no quiero decir que el pavés gaditano pudiera ser patrimonio de la inhumanidad, por su contribución a la traumatología. Quiero decir que el adoquín gaditano no nos lo merecemos. Y no sé a qué están esperando el alcalde González y su teniente de Bicicletas, Martín Vila, para reclamar una etapa de la Vuelta Ciclista a España, con final en el pavés gaditano. Se deberían dar prisa en pedirlo, porque hay elecciones municipales en mayo de 2019, y después puede ocurrir que ya no estén gobernando. O sí, depende. También puede pasar igual que con el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que dice que Pedro Sánchez ha venido con un pan bajo el brazo, por el contrato de las corbetas de Arabia, cuando todo el mundo sabe que las gestionaron en tiempos de Rajoy. Lo mismo que con el nuevo puente, que se inauguró con Kichi de alcalde.

¿Y cómo sería esa etapa del pavés gaditano? Consiste en que los ciclistas, tras pasar por el nuevo puente de Cádiz, vayan por el carril del paseo de La Paz a Puntales (que lo hizo Teófila), y sigan por Marconi, hasta salir a la Avenida y de ahí a la Glorieta, y ya por fin recorren el carril del Paseo Marítimo (que ese lo hizo la Junta, pero parece que es obra de Martín Vila), carril que muere en Asdrúbal, y a partir de ahí el ciclista debe buscarse la vida, pero le tenemos preparadas emociones intensas, vamos por los adoquines del Campo del Sur, con la cuesta abajo de la Cárcel (ahí ya tenemos pavés), y así hasta el Parque Genovés. Empieza lo más fuerte: González Tablas, Mentidero, Veedor (en contra flecha) y San Antonio, donde está la meta. Baches, socavones, incluso pozos, puede que cuevas existen por ahí. El pavés de Roubaix es una autopista al lado del socavón y el bache de Veedor. En San Antonio lo que hay es mortal. Froome y Landa se darían unos pellejazos tremendos. Y Cádiz se haría famoso por su infernal pavés, cruz y RIP del buen ciclista. Un aliciente más para el turismo de aventura.

José Joaquín León