APARCAR en Cádiz es como ser ciego en Granada: una pu…ñalada. Hay un grave conflicto entre las zonas azules y las zonas naranjas, todavía más desde el congreso del PP. No se sabe lo que va a pasar con las zonas azules y las naranjas, que políticamente hablando se disputan actualmente el PP de Juancho y los Ciudadanos de Juanma, pero el año que viene si Dios quiere, ya veremos. Las zonas azules son para todos, y las naranjas para los vecinos. A mi modo de ver quién mejor manejaba el cotarro de las zonas azules era Pepe Blas Fernández (con la Emasa de entonces), que empezó a pintar de azul todo lo que encontraba a mano. Puede que aprovecharan la misma brocha, con otra pintura, para construir el carril bici de la avenida del Soterramiento, que fue de pintar y cantar. Pero lo de ahora va de mal en peor. Aparcar es misión casi imposible para los pobres. Aparcar es cosa de ricos.

Es lo que pasa por mezclar la memoria histórica con el tráfico. Las zonas azules se le han indigestado a Martín Vila. Pero en vez de pintarlas de otro color (rojo, por ejemplo) se le ocurrió que la Junta le construyera un carril bici de lujo, y así de paso se llevó por delante tropecientas plazas de aparcamientos en zonas azules a cambio de algunas naranjas. Como no está suficientemente contento, también se quiere cargar las de la plaza de España. Supongo que asimismo incluirá en el lote los del Campo del Sur en superficie, cuando le metan mano al carril bici en esa zona, donde los peatones y los ciclistas se disputan el espacio sin miramientos. Así culminará la destrucción de la zona azul gaditana, que se está perdiendo.

Después tienen los parkings públicos subterráneos que recibieron en herencia de Pepe Blas. En este periodo, el gobierno local de Podemos y Unidos no ha construido ningún aparcamiento subterráneo nuevo y se ha cargado el proyecto de la plaza de Sevilla. Para que los aparcamientos municipales no sean demasiado ruinosos, lo único que se les ocurre es clavar al usuario.

Existen fórmulas para hacerlos más rentables, con una mayor ocupación. En verano, el guiri salva las cuentas. Pero en invierno, el gaditano y la gaditana ya están mosqueados y mosqueadas, por lo que no se dejan timar fácilmente y pasan del asunto. Y ahora se les ha ocurrido un chapuceo en la carretera industrial, alejado del centro.

En los aparcamientos públicos, como en otras cuestiones municipalizables, les han fallado las previsiones. Por insistir en unas ideas dogmáticas de manual, alejadas de la realidad cotidiana.

José Joaquín León