UNO de los grandes traumas gaditanos es que no tenemos Ciudad de la Justicia. Por falta de ganas no será. Se viene hablando desde el siglo pasado, cuando trasladaron los Juzgados a la Cárcel Real. Entonces casaban a los matrimonios civiles como si fueran presos; y publicábamos fotos de los archivos inundados y mohosos; y en verano se manifestaban los funcionarios porque pasaban calor y trabajaban en modo Kunta Kinte. Llegó un momento en que la Junta de Andalucía, entonces presidida por Manuel Chaves, tuvo una genial idea: vamos a construir una gran Ciudad de la Justicia en los terrenos de la Institución Provincial en San Severiano.

Esta historia ya la hemos contado tropecientas veces. Yo, cuando me harto de escribir de otras cuestiones, siempre me digo: voy a publicar un artículo sobre la Ciudad de la Justicia. ¡Qué original! Es como el sexo de los ángeles: nadie lo ha visto, ni es seguro que lo tengan. Pero lo más curioso es que el alcalde González Santos y el delegado de la Junta López Gil, de vez en cuando, recurren a lo mismo. Cuando ya están hartos de pelearse entre ellos, por lo que sea, dicen: voy a proponer una sede para la Ciudad de la Justicia en algún sitio. Esto supone el gasto inútil de una página en el Diario.

La última ocurrencia ya la conocen. Como no saben qué hacer con los depósitos de la antigua Tabacalera en Loreto (ese gran complejo del arte contemporáneo y sus instalaciones anexas) la Junta quiere que le cedan edificios del lugar. Como no es seguro que lo consigan, tienen un plan B, que consiste en situar la Ciudad de la Justicia en la Escuela de Náutica. Un daño colateral sería que se cargarían el anillo universitario; pero bueno, si es igual, si no harán nada.

Otras posibilidades que se me ocurren para inaugurar la Ciudad de la Justicia son las siguientes: en el castillo de San Sebastián (con un servicio especial de catamaranes y vaporcitos para jueces, fiscales y abogados), en los terrenos de Valcárcel (donde hay sitio para todos), en el campo de las Balas (donde querían construir un hotel), en los terrenos liberados en el Puerto con permiso de los portuarios (tras un concurso de ideas), en la plaza de Sevilla (sin aparcamiento, por supuesto), o en el palacio del Recaño de la Bernarda (donde se podría ceder alguna planta al Museo del Carnaval).

También se puede hacer una permuta con el solar del Gran Hospital de Puntales. Aunque otra posibilidad sería construir la Ciudad de la Justicia en los terrenos inútiles que tienen en San Severiano; o sea, lo mismo que dijeron hace ya casi 20 años.

José Joaquín León