A pesar de que se acabó lo que se daba en agosto, las costas de Cádiz siguen con mucho ajetreo. Las pateras están imparables y les marcan goles por la escuadra al SIVE del Estrecho todos los días. Se debe reconocer una habilidad muy importante a las mafias que las botan en Marruecos. Los servicios de pateras son ya más variados que los catamaranes de la Bahía. Desde que Pedro Sánchez decreta en la Moncloa (ha dado esa casualidad), las pateras llegan a todas las playas: ayer a Valdelagrana, justo en la confluencia con la playa de Levante y los Toruños, y a la Mangueta, y a Tarifa, y a Trafalgar, y también a los Caños de Meca, y también…

El catamarán de la Bahía sólo llega desde Cádiz a El Puerto de Santa María y desde Cádiz a Rota (y viceversa), por lo que se puede afirmar con rotundidad que el servicio de pateras es más diversificado. Las pateras llegan a todas las playas de Tarifa y de Algeciras, aunque estén practicando surf y otros deportes náuticos. Las pateras llegan a las playas de Zahara y de Barbate, incluso a Trafalgar, donde se ha prohibido el baño en la zona de la Aceitera. Las pateras han llegado a Conil. También a La Barrosa de Chiclana, en un domingo de agosto a las cuatro de la tarde. Las pateras han llegado ayer a Valdelagrana. Y así vamos a seguir.

Las pateras son un escándalo, que diría Raphael. En esas pateras viajan muchos menores, en pocas ocasiones con sus padres. Personas que arriesgan la vida y que, a veces, no llegan a las playas, sino que mueren ahogados en el mar. A las mafias que fletan esas barcas y lanchas neumáticas no les importa, porque ellos han cobrado antes de que lleguen vivos o muertos. Pero a nosotros, visto lo visto, nos debería importar que se cachondeen de las autoridades de un país, con pateras en sus playas (un día sí y otro también), en temporada de verano.

Este es un problema que se debe atajar en origen. Esto se oye también todos los días. El origen es África, que es donde se debe controlar el asunto. Será otra casualidad, pero ya ha empezado a bajar el turismo de alemanes e ingleses en las costas andaluzas (aunque no en Cádiz), y será más difícil crecer. Así que tengan cuidado.

Y yo no digo que el consorcio del catamarán de la Bahía deba aprender de las mafias de las pateras, pero se puede constatar que su oferta de servicios marítimos es más amplia y variada. Llegan a algunas calas a las que antes sólo se accedía en yates. Será la fuerza de la desesperación. Mientras en Cádiz han sido incapaces de que vuelva a navegar el Vaporcito por aguas de la Bahía.

José Joaquín León