TENEMOS otro título: Cádiz se ha proclamado la ciudad más ruidosa de Andalucía en el ranking del Informe de Ruido de España 2016, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En el conjunto de España ha ganado Vigo, resultando que Cádiz es la undécima; pero las 10 que tiene por delante son de otras comunidades autónomas. Los ruidos gaditanos no se están perdiendo. Así se ha reconocido oficialmente. Sorprende que un Ayuntamiento tan preocupado por el Medio Ambiente, la energía solar, las renovables y todo lo limpio mantenga a la ciudad tan sucia y tan ruidosa. O será todo de boquilla.

Según el informe, uno de cada cuatro gaditanos sufre ruidos por encima del tope de los 65 decibelios en horario diurno. Mientras que uno de cada tres lo sufren en el nocturno. Es decir, que hay más ruidos en la noche gaditana, que no existe, según algunos. También sorprende que ciudades como Madrid, Valencia, Sevilla y Bilbao sean menos ruidosas que Cádiz, cuando aquí nada más que viven jubilados y parados. Al parecer, ocupan su ocio con jaleos y alborotos.

Cuando se piensa en el ruido, lo primero que se viene a la imaginación son esas motos con el tubo de escape bueno. Sería terrible que los inspectores vinieran a medir justo el fin de semana de la Motorada, cuando abundan los discípulos de Marc Márquez, Valentino Rossi y demás. Eso sí que fue una herencia de Pedro Pacheco. Por lo demás, aquí hay algunos con su particular Motorada todo el año. Y, además, se regodean en la suerte. En la suerte de que no les pongan un multazo, porque se hace la vista gorda.

Por supuesto, las motos no son las únicas causantes de ruidos. En la Avenida, por ejemplo, parece que celebran un festival de ambulancias a todas horas, incluso cuando no hace ninguna falta el ulular de las sirenas, porque no están trasladando a un enfermo en peligro. En otros tiempos, las sirenas sólo sonaban para anunciar que empezaba el trabajo: en la Tabacalera, en la Aeronáutica… En fábricas que no existen.

Sin olvidar los ruidos generados por las tradiciones típicas. Bandas de cornetas y agrupaciones musicales, en según qué sitios. O esas peñas carnavalescas, que obsequian con coplas a todo el barrio hasta las tantísimas de la madrugada. Pronto empezará lo bueno, os vais a enterar. En el casco antiguo todo eso es mucho más sentido.

Edvard Munch pudo pintar El grito en Cádiz. Una fuente de inspiración. Desde que naces, aquí se aprende a gritar. Aunque sólo los mejores llegan a comparsistas.

José Joaquín León