CUENTAN las leyendas, y así lo he referido en varias ocasiones, que Fermín Salvochea se bañaba en la Caleta todos los días, incluso en invierno. Siempre que no estuviera en la cárcel o fugado, se entiende. Con esa prodigiosa actitud se le debería nombrar patrono (laico, por supuesto) del turismo de invierno. Si todos fueran como él, no cerrarían los hoteles del Novo Sacti Petri a principios de noviembre y mejoraría el paro estacional. Salvochea es un personaje interesante, y aunque adquirió fama por motivos políticos, fue también un higienista. Al bañarse todos los días, le hizo un gran favor a la causa anticapitalista. Demostró que no todos son unos perroflautas y unos puercos, como sostienen los más fachas, algunos de los cuales tampoco se bañan a diario.

Apunto lo anterior porque creo que el alcalde González ha perdido una oportunidad para proclamarse como heredero posmoderno de don Fermín. En estos días turbios de noviembre, cuando tanto se habla de los chiringuitos de invierno y de la remunicipalización de los servicios playeros, hubiera sido oportunísimo que el alcalde González montara una rueda de prensa en la Caleta. Y que la terminara con un baño, a lo Salvochea, para demostrar que no le da miedo a ir a la cárcel por culpa de los chiringuitos o los recursos de la Subdelegación, donde ahora está el socialista Pacheco.

Es verdad que Manolo Fraga también se bañó a contramano en Palomares, a principios de marzo de 1966 (en invierno), cuando lo de la bomba atómica de los norteamericanos; y al final tuvo razón, porque no le quedaron secuelas y falleció 46 años después. Pero el baño de er Kichi, como le dicen de Despeñaperros para arriba, hubiera dado la vuelta al mundo y hubiera puesto los ojos de todos en su problemática. Hubieran titulado: Er Kichi se baña en noviembre en la Caleta para demostrar que la remunicipalización funciona. Y al final hubiera almorzado en un chiringuito de invierno.

Esa es otra curiosidad. A Fermín Salvochea lo encarcelaron porque decían que estaba detrás de la Mano Negra de los anarquistas, aunque él lo negaba. Pero a Er Kichi lo quieren llevar ante los tribunales por problemas burocráticos que la gente no entiende, y al final lo van a convertir en un héroe de los socorristas municipalizados, o algo de eso. Con la Abogacía del Estado por medio, a la gente le suena como a Oriol Junqueras. ¡Tranquilos, joé, que todavía no ha proclamado el cantón! Y la Cárcel ya no es como en los tiempos de don Fermín. Ahora es la Casa de Iberoamérica.

José Joaquín León