SE les debe reconocer a los dirigentes de la Sepi y Navantia que van a hacer una reconversión con arte en los astilleros de la Bahía. En la propuesta para el futuro van a reducir los 1.600 puestos de trabajo fijos existentes a unos 1.300. Se pierden 300 empleos. Pero va a pasar prácticamente desapercibido porque se darán tres condiciones estupendas. Una es que la plantilla nueva será de más calidad y más rejuvenecida (lo que significa que la actual es de menos calidad y más vieja). La segunda es que van a prejubilar, a los 61 años, a casi todos los sindicalistas actuales y a los que más protestan, en general (a diferencia de otros tiempos, cuando hubo prejubilaciones de cincuentañeros). Y la tercera es que gobierna el PSOE de Pedro Sánchez, con el auxilio de Podemos, por lo que ya no es igual que cuando gobernaba Rajoy. La izquierda hace las reconversiones y la derecha se lleva las ovaciones.

Los nuevos dirigentes son gaditanos como tú. Esto también se lo han contado a los trabajadores, porque ahora están Vicente Fernández en la presidencia de la Sepi y Susana de Sarriá como presidenta de Navantia. Al ser ambos de origen gaditano no le van a causar ningún mal a Cádiz. Ni tampoco se puede olvidar lo mejor: que esto es un plan estratégico necesario. Otra habilidad. Antes eran reconversiones, y se cortaba el puente Carranza (así está el pobre puente, de tanto troteo), y hasta lanzaban lavadoras y frigoríficos por los balcones, en días de limpieza de enseres. Pero ya no hay reconversiones duras, sino planes estratégicos. España, que somos todos, se ahorrará el coste de los 300 millones que pierden.

El acuerdo ha sido calificado como “histórico”. Y con razón. Es el aperitivo para los astilleros 4.0, que son aquellos de la I+D+i, que presentaron en Puerto Real con tanto jolgorio. También hay que entenderlo, oye, porque con la mayor amplitud tecnológica y la mayor capacitación profesional hace falta menos mano de obra, teniendo en cuenta que el resto lo hacen entre los robots y los ordenadores, que han venido para quedarse y ahorrar todo lo posible.

Y para que no falte de nada, el plan estratégico se proyecta a conseguir nuevos pedidos. Tras el éxito de Arabia Saudí, con las famosas corbetas, ahora van a buscar pedidos en Egipto, otro país árabe no del todo democrático, y en Marruecos, de donde salen tantas pateras, unos días más que otros, según los vaivenes de las mafias.

Van a perder 300 puestos de trabajo en los astilleros, pero la Bahía está de enhorabuena. Vienen nuevos tiempos.

José Joaquín León