EN Cádiz puede haber, como mínimo, una decena de barrios en condiciones sociales iguales o peores que la Barriada de la Paz. A partir de un informe que ha sido elaborado por la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía, se detecta un cierto afán de convertir a este núcleo (uno de los más poblados de Cádiz) en una especie de gueto urbano. Pero hay que decir claramente que la Barriada (como se la conoce en Cádiz) no es como las Tres Mil, de Sevilla, ni necesita que le pongan un  comisionado como lo fue el actual Defensor del Pueblo andaluz, Jesús Maeztu, antiguo párroco del Cerro del Moro. Lo que necesita la Barriada (como tantos barrios gaditanos) es más empleo, más ingresos, un mejor nivel de vida. Pero eso no significa que sea un reducto de marginación, ni de peligros para el caminante.

Yo he vivido algunos años en la Barriada de la Paz, al igual que mi familia. No necesito que nadie me explique cómo es, pues la he recorrido cientos de veces. En sus orígenes, fue la barriada de las Mil Viviendas que construyó el régimen anterior en el polígono de los Corrales, incluyendo los terrenos que ganaron a la Bahía. Allí solicitó un piso medio Cádiz. Siguiendo la tendencia que practicaba el franquismo en su vertiente más social, no fue un barrio de ricos, ni un barrio de pobres paupérrimos, sino que se construyeron pisos de tres categorías. Así se favoreció un cierto  interclasismo.

Entre la Barriada y el Cerro del Moro se construyeron poco después los llamados pisos de Astilleros, que eran de trabajadores (con trabajo en su mayoría). La degradación empezó en los años de la Transición, con otros bloques que tuvieron un vecindario más marginal y afectado por las secuelas de la droga. Unos problemas que siguen existiendo, aunque sin la terrible incidencia que tuvieron en las últimas décadas del siglo pasado, cuando tantos jóvenes  murieron víctimas de la heroína y el sida.

Los políticos no han dado la espalda a la Barriada de la Paz. Antonio Sanz, el actual delegado del Gobierno en Andalucía, ha ido allí muchas veces, al piso de su suegra. Concejales del PP y de partidos de izquierda han vivido en esa barriada. Y el que no vea que el Paseo de La Paz a Puntales, construido en tiempos de Teófila Martínez, es una de las mejores obras urbanas del Cádiz de Extramuros, es que está ciego.

Por supuesto que hay problemas. La Barriada necesita una remodelación urbanística y mantenimiento. Sus vecinos necesitan vivir mejor. Pero no se les puede caricaturizar, porque la inmensa mayoría es gente honrada y sobrevive con dignidad. No se crean que es un gueto, porque no lo es.

José Joaquín León